Presidenta de la Federación de la Construcción de Cáceres

Después de haber presenciado el día anterior la más brillante cabalgata de los últimos años, el día de Reyes parecía presentarse cuanto menos alentador. Referido a este punto, siempre había creído que para aquellos que se portaban bien durante el año, sus Majestades de Oriente correspondían con pródiga generosidad.

Y los antecedentes así nos lo hacían presagiar. Tanto por parte de la administración regional, como de la local, además de la totalidad de los agentes económicos, todos coincidieron en repetir durante todo el año que la construcción era el motor de nuestra Comunidad, que el mayor índice de población activa era absorbido por nuestro sector, que sin duda alguna éramos el que más empleo había creado a lo largo del año que acababa de finalizar y que, por ende, era el que mantenía un mayor peso en la economía extremeña.

Hasta tal punto era así que algunos dirigentes políticos afirmaban públicamente que se necesitaba sin lugar a duda a este sector privado para poder cumplir con el programa electoral en lo que a materia de vivienda se refiere.

Por todo lo anteriormente expuesto, nuestra perplejidad no conoció límites cuando en tan señalado día nos desayunamos con el regalo de la portada de El Periódico Extremadura, con su editorial y su tema del día, mediante los cuales todo el carbón era para el sector de la construcción. Después de once meses de halagos, piropos y felicitaciones, en diciembre habíamos sido tan malos que nos hacíamos acreedores de tan infausto don. Y eso que aún faltaba un día para la cuesta de enero.

De pronto, y como consecuencia de un cúmulo de portadas y noticias anteriores en las que se reconocía que nuestra Comunidad presentaba la más alta tasa de paro, que éste crecía por cuarto año consecutivo y que, según los sindicatos, el comportamiento del mercado laboral extremeño había sido muy irregular, advirtiéndose un claro empeoramiento de la situación, se imponía encontrar rápidamente al culpable.

Cuando las cifras del desempleo descienden (rara avis), rápidamente sale alguien a colgarse su medalla, pues ha sido debido a su diseño de plan de empleo o a su intervención en política industrial. Pero cuando ocurre lo contrario (corriente avis ), cual Nerón incendiario hay que encontrar al exógeno culpable. Y así, resulta que el verdadero agente patógeno que infecta nuestra economía es: ¡¡¡El sector de la construcción!!!

Al parecer, el aumento del paro en nuestra región durante el 2003 "es achacable primordialmente a la influencia de las malas prácticas de nuestro sector". Al igual que presentar la hipótesis de que "de no haber sido por éstas prácticas llevadas a cabo en el sector y por los falsos despidos, Extremadura hubiera sido una de las pocas comunidades en crear empleo en el 2003".

¡Basta ya de generalizar y de echar las culpas siempre a los mismos! Si no les salen los números, innoven y piensen en nuevas políticas para generar empleo. Si realmente hay empresarios en este sector, al igual que puede haberlos en cualquier otro, que incumplen, actúese y sancionen cuando corresponda. Porque el sector empresarial de nuestra Comunidad no destaca por el incumplimiento. No nos caracterizamos por ello. Así pues, por favor, no nos amenacen con mandarnos a la Inspección de Trabajo. Envíenla a las empresas que no den de alta a los trabajadores, a las que no cumplen y no invierten en medidas de seguridad. Porque realmente nos harían un gran favor a los empresarios y terminarían con nuestra verdadera competencia, la que es desleal.

Pero por favor, dejen ya de culparnos de los males de nuestra economía; apoyen y respeten al sector como se merece. Todos deberíamos trabajar en la misma dirección de crear riqueza y empleo en la región, que es al fin y al cabo de lo que se trata. Es la única forma de que la sociedad pueda apreciar la labor de los empresarios en general y de desmitificar de una vez por todas ese sambenito de especuladores que se ha colgado a todos, incluso a los que honradamente trabajamos en este gremio.