Un vagón de metro que cada vez alcanza más velocidad y donde todas las paradas, y el destino, tienen el mismo nombre: coronavirus. Sirva esta metáfora para explicar la cantidad de información que nos rodea sobre el tristemente famoso virus que copa el ‘top ten’ de noticias, conversaciones, comentarios, vídeos, memes y demás. Todo es ya coronavirus. Y cada vez va a más, cada vez más deprisa, como el vagón de metro.

Por mucho que quieras bajarte en una estación distinta es imposible. Como informadora, soy defensora a ultranza de contar al ciudadano lo que sucede, del derecho a la información, pero en este asunto hay un bombardeo que está contribuyendo precisamente a lo que se quería evitar, alarmar. La preocupación ha dado paso al miedo y este a la sicosis. Si no, no se entienden las compras compulsivas en los supermercados o que las mascarillas y soluciones alcohólicas se hayan agotado.

No hay un único responsable de esta sobrecarga informativa. Las autoridades sanitarias están en la difícil disyuntiva de informar verazmente, pero sin que esto lleve al pánico, difícil cuando cada vez hay más medidas y más restrictivas, dada la gravedad de la situación. En este caso, chapó por el doctor Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, un acierto como comunicador.

Pero además, los profesionales de la comunicación tienen una responsabilidad, la de informar con rigor, pero sin saturar ni caer en el morbo de cada detalle de cada persona contagiada. Dar información prácticamente al minuto no parece fácilmente asumible para una ciudadanía que trata de ir digiriendo una crisis sanitaria que nunca antes se había vivido, al menos no la mayoría de la población.

Cuesta hacerse a la idea, comprender que comportamientos del día a día deben cambiar para afrontar la situación y las redes sociales se han convertido en el sumun de la sobreinformación. Es necesario desconectar para no saturarse y caer en pánico, pero la multiplicación de mensajes, vídeos y bulos en redes lo hacen imposible. Noticias de expertos, cada cual con su opinión, vídeos de cómo fabricar una solución alcohólica, dípticos con medidas de aseo, con esquemas para diferenciar el coronavirus de la gripe o el resfriado, con la mejor forma de lavarse las manos... y hasta ‘el juego del coronavirus’.

Querer mantener la calma que piden las autoridades es prácticamente imposible mientras no logremos frenar el aluvión informativo y en esto somos responsables todos.

*Periodista.