XIxsabel San Sebastián --tan buena periodista como conocedora del mundo que gira en torno a la madrileña calle Génova, 13-- apunta que puede haber "ruido de sables en el PP". Aquel ejemplo de partido sólidamente unido que, hasta hace poco, era el PP --de creer cuanto solían repetir Aznar, Rajoy y otros conspicuos dirigentes de la derecha-- corre en la actualidad riesgo serio de centrifugación. Este vocablo debe entenderse en su dimensión de separación de "los componentes de una masa o mezcla según sus distintas densidades", conforme a su definición académica. Por supuesto, y a estas alturas del curso, resultaría estúpido acogerse a otra de las acepciones de la palabra: la que describe a quien "se aleja del centro". Es bien sabido que el PP no ha alcanzado jamás tal objetivo.

La citada periodista lo narraba así en El Mundo (13-5-2004): "Si, a pesar de los esfuerzos de Mayor Oreja, el resultado de las elecciones europeas es muy negativo para el PP (posibilidad que muy pocos descartan absolutamente en el partido...) podría haber ruido de sables (...)". De acuerdo con esa versión, Javier Arenas y Francisco Camps --presidente de la Generalitat valenciana, con profundas tensiones intestinas-- estarían dispuestos a favorecer la opción representada por Ruiz-Gallardón. Otros sectores no descartan el regreso de Aznar, sin olvidar que el verdadero delfín de éste era Angel Acebes, finalmente descartado a causa de la oposición frontal contra él de Rato y de Rajoy .

A menos de un mes de los comicios europeos todo esto es lo que el PP arriesga el 13 de junio. Aparte de que San Sebastián añada credibilidad a lo que, hoy por hoy, ya es altamente verosímil, se trata de un secreto a voces que se arrastra desde la noche del 14 de marzo. Aventuré entonces, días más tarde, que había llegado la hora de Ruiz-Gallardón, si es que el PP apostaba por el instinto de conservación y, a medio plazo, por una alternativa viable, de derecha que antes se denominaba civilizada o --contemplada desde el tardofranquismo-- europea. Rajoy quizá pudo conseguirlo --y da la impresión de que lo está intentando--, pero resulta muy difícil que se libere del estigma de ser el heredero digital de Aznar y, por otra parte, el gran derrotado en las urnas, tras haber sido presentado cual si fuera el Mesías prometido.

Mayor Oreja ha confirmado la gravedad de la coyuntura por la que atraviesa el PP, sumido en "uno de los momentos más complicados de su existencia". Sostiene que las urnas europeas pondrán a prueba incluso la "subsistencia política" de su partido. Sólo un victoria o una diferencia ajustadísima en favor del PSOE amortiguaría el impacto. Pero acaso sólo una nueva derrota contundente contribuiría a una renovación a fondo del PP que, con Aznar, ha conocido el placer inmenso del éxito, pero, con Aznar también, ha recibido un varapalo sin apenas precedentes. Y, en buena parte, por culpa de él.

Borrell parte como favorito. Será de algún modo su desquite tras los episodios agridulces de las primarias, las disputas de la bicefalia y el adiós inmerecido --aunque presentido o anunciado--, cuando había empezado, además, el declive. Para los socialistas en general, el 13 de junio ha de significar --en la hipótesis probable de triunfo-- la ratificación de las actuales expectativas. Se atisba un período de ciclo largo cuya primera etapa pasa por el test europeo.

"Tenemos que dejar claro que la victoria del 14-M no fue por la terrible tragedia del atentado", mantiene Borrell . En cierto modo, y tras las polémicas desatadas al respecto, las elecciones de junio servirán o no para legitimar más aún el veredicto de marzo.

Con una IU agitada por su desunión casi congénita, habrá que observar con atención si CiU frena su caída imparable de los últimos años, así como si ERC continúa instalada en su tendencia al alza. El resultado en Galicia será significativo. En principio, está previsto que en Galicia se desarrolle la tercera etapa. Como siempre, habrá que fijarse en el País Vasco, con un PNV agrietado por batallas entre la vieja guardia y la nueva, mientras se ralentiza, por si acaso, el plan Ibarretxe . En definitiva, que minimizar la importancia de las europeas constituye un error. Todos se juegan mucho. La ciudadanía, también.

*Periodista.