Profesor

Me pongo en el lugar de los muchos profesores de Lengua Castellana militantes o simpatizantes del partido socialista y pienso cuánto deben estar sufriendo estos días, debatiéndose entre dos fidelidades: la que siempre han mantenido a la hermosa lengua heredada de sus mayores, de cuya enseñanza ellos han hecho oficio y motivo de orgullo, y la que ahora, en plena campaña electoral, se ven obligados a mantener a los lemas y eslóganes de su partido, empezando por ese "para todos y todas" que debe sentarles en los tímpanos como unas cartucheras a una monjita de la caridad.

La contagiosa enfermedad del lenguaje políticamente correcto está haciendo estragos. Y hay ya pocas personas (¿o debiéramos decir personas y personos ?) de las que se dedican a la cosa pública que, temerosas de que alguien pueda llamarlas retrógradas, no la padezcan. Empezaron a sufrirla destacados líderes sindicales que ya hace años, dirigiéndose a la multitud asistentes (y asistentas ) a una manifestación, conminaron a que todos y todas se dirigieran a no recuerdo qué lugar. Supongo que todos, ellos, por la Gran Vía, por ejemplo, y todas, ellas, por la calle de Alcalá.

Luego les imitaron los políticos, especialmente de los partidos de izquierda. El conocido líder de uno de ellos, ahora en segunda fila, merecedor de nuestro respeto y consideración, llegó a decir: "Nosotros y nosotras hemos pensado que...". ¿Síntoma de una doble personalidad, acaso? La lectura de algunos documentos oficiales, como los emanados de ciertas Consejerías de Educación, que bien debieran cuidar estos detalles, es un poema: folios y folios llenos de alumnos y alumnas (lo cual, dentro de lo que cabe, es pasable), profesores y profesoras, padres y madres... Peor es la dichosa barrita, que causa estragos: niños/as, maestros/as... Y el colmo de los colmos se ha producido con el signo de la arroba, tan en boga debido a su uso en internet: el "todos y todas", que, aunque constituya una tontería, al menos puede leerse de acuerdo con las normas que aprendimos en la escuela, va cediendo terreno a favor del tods. ¿Alguno o alguna de quienes tal cosa escriben puede explicar al lector o lectora cómo se ha de leer esa palabra o, ahora sí, palabro. ¿Acaso el todos excluyó alguna vez a alguien? Cuando decíamos que todos los niños debían hablar bien, ¿excluíamos acaso a las niñas? ¿A los que fueran a dedicarse a la política?

No sé qué tipo de voto pretenderán arañar con semejantes eslóganes los afanosos o las afanosas técnicos o técnicas, publicitarios o publicitarias, del Partido (¿Partida?) Socialista Obrero (¿Obrera?) Español (¿Española?), pero creo que aunque alguno lograran, el precio que nos hacen pagar a todos (y a todas, claro) por ello es demasiado elevado.

La herencia que recibimos de nuestros abuelos y abuelas, padres y madres (aunque, ahora que lo pienso, madre sólo hay una y a ti te encontré en la calle), no merecía tal dispendio. Bien lo sabe Dios. O Diosa, que el asunto no está nada claro.