NAVIOS

Quinto centenario

José Luis Hernández Pasquín

Badajoz

El 25 de septiembre de 1513, hacia las diez de la mañana, el extremeño (Jerez de los Caballeros) Vasco Núñez de Balboa contemplaba desde la cordillera de Darién la inmensidad luminosa que llamó Mar del Sur. Cuatro días después, alcanzaban la costa del Pacífico por el golfo de San Miguel. Toda una epopeya que ha inmortalizado al descubridor cuyo nombre ha figurado desde el siglo XVII en algunos buques de la Armada. Pero el caso es que, desde que el último cañonero bautizado con el nombre de "Núñez de Balboa" --el tercero que figuraba con ese nombre en la Lista Oficial de Buques-- fuera dado de baja en 1965, la presencia del insigne descubridor ha desaparecido de los mares, por parte española. Qué mejor ocasión que el V Centenario de la efeméride para solicitar a la autoridad competente que alguna de las futuras construcciones navales perpetúe en sus bovedillas o espejo de popa el sonoro e histórico nombre de Núñez de Balboa. Es cierto que la tradición ha dejado el nivel alto, porque el último "Núñez de Balboa" que sirvió entre 1947 y 1965 tenía una bellísima estampa inspirada en la serie inglesa "Loch", y confortable habitabilidad, aunque su potencia de fuego y máquinas eran discretas en relación a sus 1.710 toneladas de desplazamiento.

No obstante, algo tendrían aquellos barcos cuando sobre el primero de su serie recayó la sorprendente misión diplomática de transportar al rey Abd Allah de Jordania de Málaga a Beirut, en septiembre de 1949.

PARADOS Y OBREROS

Diálogo entre ciudadanos

Eduardo Ortega Martín

Dos ciudadanos se miraron uno a otro el encontrarse en medio de una plaza. Tras ellos corría un gentío inmenso con una pancartas y una voz que gritaba: "Estamos cansados de tantos engaños y promesas incumplidas, nadie nos escucha". El primero iba caminando hacia su trabajo, y llegaba tarde, el segundo no tenía prisa porque estaba parado. Así las cosas todavía tuvo unos minutos el que iba al trabajo para escuchar al parado, el cual amablemente le dijo: "estimado amigo, todo cambia, y nada es permanente, como una rueda, como una pelota, así es esta maldita crisis, tú puedes estar hoy arriba, pero mañana te pueden finiquitar y estar abajo". En silencio, el trabajador que ya se iba, apretó fuertemente la mano y dio un abrazo al parado. Después y antes de irse le dije: "ahora sé lo que es ponerse en el lugar de otro, y compartir la solidaridad. ¡Ojalá nunca olvidemos a quién tenemos enfrente, porque mañana puedes ser tú!".

Ciudadano viene de ciudad, porque allí viven ciudadanos, que no están dormidos, sino que quieren reivindicar sus derechos y piensan. Pero entonces el que llegaba tarde al trabajo le dijo al otro: "¿acaso está prohibido pensar?" No, le contestó el parado, lo que está prohibido es prohibir. Y es que en la dictadura no te podías quejar, y ahora puedes chillar a los cuatro vientos, porque nadie de verdad va a escuchar tu clamor.