LA HUIDA

La ventana dela vergüenza

Antonio Casas Sánchez

Madrid

Me confieso: Olvidé aquello de "no juzgues y no serás juzgado". Viendo las imágenes de unos concejales en Ponteareas saliendo por la ventana, ¿qué se puede decir? Es una escena que se me presenta más propia de unos vulgares ladrones, que al verse sorprendidos huyen avergonzados, que de unos concejales. Estos no son políticos serios.

Más les hubiera valido pararse a dialogar e intentar buscar soluciones que huir, porque en su huída, sin darse cuenta, han firmado su incompetencia, cuando no su culpa. Confieso, incluso, que he sentido ese regusto pecaminoso, tan terrenal, que solo da el ver a un grupo de ciudadanos pidiendo justicia. Quiero que conste que a esta confesión no le va a seguir ni un arrepentimiento ni un acto de contrición. No me daría mayor placer que la misma escena se repitiera en el Parlamento, aún a sabiendas de que no habría suficientes ventanas ni tan grandes para que escapase tanto ladrón.

SIN PRENSA

Una costumbre antidemocrática

Pedro Serrano Martínez

Valladolid

La costumbre del señor Rajoy de comparecer lo menos posible ante los medios de comunicación y, en ocasiones, hacerlo a través de una pantalla de televisión nos deja a todos los demócratas estupefactos. Mariano Rajoy da pocas explicaciones a los ciudadanos y, cuando lo hace, lo hace de forma poco democrática. A mí me comienza a preocupar este comportamiento huidizo y cobarde del principal representante de los ciudadanos. ¿Por qué teme el señor Rajoy a la voz del pueblo, es decir a la prensa? ¿A qué o de qué tiene miedo nuestro presidente silente?

Habrá que recordarle a nuestro esquivo y solapado primer ministro que alcanzar la presidencia del Gobierno, democráticamente y por amplia mayoría, no basta para representar con credibilidad y respeto a los ciudadanos. Habrá que recordarle que la legitimidad democrática no se gana solo con unas elecciones, sino que hay conquistarla día a día siendo transparente, dando explicaciones de lo que los ciudadanos tenemos derecho a saber, escuchando los problemas de la gente y, por supuesto, dando solución a los mismos.

SIN UBICACION

Mercado franco

Mercadera

A mí me gusta ir al mercado, a comprar fruta, embutido y algún trapillo si lo necesito. Pienso que el lugar en el que están ahora es el idóneo. No molestan a nadie, es más grande, calles más amplias, buena comunicación, bastante aparcamiento y las calles ya estaban asfaltadas. A estos señores no les conviene ningún sitio que no sea el que ellos dicen. Creo que deben de poner de su parte, la gente que le gusta como a mí ir al mercado irá de todas formas.