LA CARTA VERDE

España y Portugal

Carta verde

A mí, confieso, aún no me ha tocado. Pero he escuchado no pocos comentarios sobre el proceder de la Guardia Republicana con aquellos españoles (extremeños, en este caso concreto) que visitan Portugal y no van provistos de la carta verde: sanción al canto. A parte ser una tropelía desde el Tratado de Schengen de eliminar las fronteras entre los 27 de la UE es una bofetada para aquellos extremeños que vamos a dejarnos los cuartos en la visita a nuestro "hermano" Portugal. Así que, señor Monago, convenza a los portugueses de que nos traten mejor.

UN BRINDIS AL SOL

El AVE extremeño

Max Planck

Realmente Extremadura no necesita un AVE. No como estuvo pensado y ejecutado en el resto del territorio. No necesitamos ir a Madrid y que nos cueste 50 o 60 euros el billete de tren. Necesitamos un tren que tarde tres horas, ya que desgraciadamente Extremadura no es una región industrial ni de negocios. Necesitamos que el ferrocarril vertebre nuestra tierra y nos comunique entre nosotros y con los demás. El modelo AVE Badajoz-Madrid no sirve y si haces Badajoz-Mérida-Cáceres-Plasencia-Navalmoral... hasta Madrid no tarda lo que un AVE. Hay que olvidarse de altas velocidades y velocidades altas, y reclamar un tren convencional con horarios y precios que sirvan a los extremeños. Fuera de aquí, lo demás es un brindis al sol. Perdimos nuestra oportunidad cuando "España iba bien" ya no lloremos más porque a nosotros nunca nos fue.

FUTBOL

Feria de aimales

Antonio García Figueroa

Hendaya (Francia)

Ahora que acaba en España la liga de fútbol me recuerda al mercado de animales que se efectuaba todos los años en el mes de septiembre en Cáceres. Propietarios de las bestias, compradores y vendedores y algún intruso como observador llenaban este mercado de un cierto encanto. Las transacciones a veces se hacían largas, difíciles, no siempre acababan con éxito. Eran los gitanos los mediadores del éxito de las mismas. Esto me viene a la mente, que todos los años comienza el mercado de los futbolistas que se venden, se compran, se cambian y hasta se alquilan, igual que hacen con los animales del mercado de Cáceres. El mismo principio que con las bestias, los precios se fijan, se discuten, se aumentan si el animal es de buena raza, si está bien cuidado, si su rendimiento vale la pena. Ofertas y demandas se cruzan en este mercado que a veces alcanzan cantidades alarmantes: 100 millones de euros por un semental que juega de delantero o 40 millones por un extremo que promete buena descendencia. También suelen alquilarlos por un año o dos, es decir, que entre el mercado de animales de mi tierra y el mercado de los futbolistas no hay ninguna diferencia. Sí: la diferencia está en las patas, sean cuatro o sean dos. Las discusiones son las mismas y el precio varía.