DESBARAJUSTE

Debilidad del Gobierno

Julio Lozano Ramos

MadridLa debilidad de quien conduce la nave del Estado es siempre preocupante y, en una tormenta, como las crisis que padecemos, es alarmante. Aquí y ahora, los síntomas de debilidad se multiplican. Recordemos que el capitán fue elegido solo a la tercera convocatoria, y eso solo por la incapacidad suicida de su concurrente, lo que le permitió alcanzar el mando absoluto con el apoyo de menos de un tercio de la tripulación, es decir, del censo de votantes; y que desde el principio el nuevo capitán disgustó a sus mismos seguidores faltando radicalmente a sus promesas más claras, y que sigue en esa funesta línea. Lo increíble es que todavía haya una sexta parte de la tripulación que confíe en él.

Estos días hemos comprobado el menosprecio que tiene al capitán un grupo tan afín y unido antes a él como es la banca, no comunicándole siquiera a quien va a elegir como su presidente. Y que la asociación del fútbol, que ocupa hoy con el mayor éxito el papel de distracción con el que antes las Iglesias salvaban a los gobiernos en sus crisis, envía a jugar a nuestra representación de fútbol, hoy nuestros más influyentes y conocidos embajadores, nada menos que a distraer y apoyar al dictador de Guinea Ecuatorial, el sanguinario Obiang, pasando también olímpicamente de consultarle.

SENTENCIA

Carlos Fabra

Acuífero

El fiscal, por una vez, pedía 13 años y se lo rebajan a 4. ¿Se apuestan algo a que le indultan y no entra en el talego ni devuelve un duro? ¿Saben por qué? Porque conoce cosas del PP y de sus dirigentes, y puede largar. Otro que se va a ir de rositas.

MARIA TERESA

El rostro de la exvicepresidenta

María José Téllez

Madrid

Al aparecer en un acto social, se ha comentado que el rostro de la exvicepresidenta había cambiado radicalmente. La explicación es muy sencilla. Aparcada en ese costoso asilo de siervos ya inútiles del sistema que es el Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega ya no tiene que arrugarse hasta lo increíble ante los poderosos. El colmo fue su servilismo ante los peores manipuladores de las mujeres. Ya, desde los primeros días de su Gobierno, en su vergonzoso posado, con sus ministras, como maniquís de Vogue, mostrando un socialismo de alta sociedad, escándalo que en un país más serio habría provocado su dimisión; y, hasta el final, por su entrega a la institución ideológica más esclavizadora de la mujer, por lo que hasta el mismo Rouco se lo agradeció cuando por fin Zapatero consiguió obligarla a dimitir.

No, Fernández de la Vega ya no tiene que arrugarse más, y esa horrible operación de belleza (¡!) que le dejó como una pepona quizá la emprendió con la esperanza de pasar desapercibida ante la gente que conoce su lamentable pasado, su demasiado rostro.