EL LEGADA DE MANDELA

El apartheid aún pervive

Pedro Serrano Martínez

Valladolid

Nelson Mandela, el artífice de la reconciliación racial en Sudáfrica y el que un día fuera calificado de terrorista por muchos de los que hoy lo ensalzan con fervor, ya descansa en paz. Para la gente de bien, la muerte de Mandela es la muerte de un símbolo de la libertad, de un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera de su país.

El apartheid, que significa separación y que fue un sistema de segregación racial en Sudáfrica, y que hoy nos puede parecer cosa de otro tiempo, aunque bajo formas más solapadas, aun está de actualidad. Si convenimos que segregar es separar y marginar a las personas por motivos étnicos, económicos, sociales, políticos y culturales, juzguen ustedes mismos si hay o no apartheid todavía por doquier.

El apartheid lo siguen practicando los poderes económicos y políticos cuando propician la pobreza y la desigualdad en los ciudadanos, pero, a veces, también pervive en nuestras actitudes hacia nuestros semejantes.

En este tiempo estulto, banal, miope y egoísta en el que el mundo anda falto de referentes; en este tiempo escaso de líderes ejemplares y carismáticos, la ausencia de Mandela nos produce mucha tristeza y orfandad. Pero, como dijo Thomas Campbell, "Vivir en los corazones de los que dejamos atrás no es morir". Y, desde luego, el legado de justicia y libertad que nos deja no morirá. No debiera morir mientras siga existiendo en el mundo cualquier tipo de apartheid; cualquier tipo de discriminación o injusticia.

HOMENAJE

Adiós Mandela

Agustín Arroyo Carro

Madrid

Pocos hombres en el siglo XX han representado tan ejemplarmente como Nelson Mandela lo más grande y hermoso de los seres humanos. El sentido de la dignidad, de la firmeza en las convicciones, de la resistencia pétrea frente a la injusticia y la barbarie.

El, a pesar de los muchos años de privación de su libertad y de la de su pueblo, supo demostrar al mundo que las ideas de justicia, fraternidad, igualdad y libertad son innegociables. Hombres como Ghandi, Ernesto Guevara, Allende, el propio Mandela, han insuflado al mundo y a la cruel historia del siglo XX, el aliento de la valiente y necesaria rebeldía; unos con la desobediencia civil pacífica, otros con la lucha política en desventaja y bajo oscuras mordazas o condiciones adversas de persecución o amenaza asesina. Todos ellos dieron sus vidas y salud, su compromiso humanista y humanitario por un mundo mejor, más justo, más equitativo, armónico y solidario. Todos los pueblos del mundo y todos los seres humanos de buen corazón les estaremos eternamente agradecidos. Su recuerdo vive en nosotros y pervivirá en los anales de la generosa bondad que han aportado a nuestro contradictoria especie humana sus ejemplares trayectorias vitales. ¡Hasta siempre Mandela, descansa en paz!