Yo no soy Norman Schwarzkopf. Ni Norman Schwarzkopf es Tommy Franks", dijo el general Tommy R. Franks (Wynnewood, Oklahoma, EEUU, 17-6-1945) en la primera rueda de prensa que celebró cuando estuvo al frente de las tropas de su país en Afganistán, tras el 11-S. Ahora, Franks es el jefe de las fuerzas estadounidenses en la guerra de Irak. A diferencia del oso Schwarzkopf, Franks, recriado en Midland (Tejas) y amigo de Bush, tiene alergia a la radio y a la televisión. El está más cómodo con soldados que con periodistas.

Herido tres veces en Vietnam, en donde combatió brevemente como oficial de artillería, Franks se licenció en Administración de Empresas antes de ser destinado a Alemania y al Pentágono. Su participación en la guerra del Golfo en 1991 le facilitó el ascenso a general. En los 90, forjó el broche final que le llegó en el 2000 en forma de cuatro estrellas y al frente del Comando Central del Ejército que abarca 25 países de zonas muy conflictivas (Afganistán, Oriente Próximo, golfo Pérsico...)

Si sus críticos le echan en cara que es demasiado convencional para dirigir una guerra en el siglo XXI, el secretario de Defensa, Rumsfeld, se deshace en elogios y dice que es un sabio. Y quizá Franks lo sea, a juzgar por esta frase suya de elemental sabiduría: "Nadie odia la guerra tanto como los soldados".