Es una pena que Extremadura aparezca en los medios de comunicación nacionales solo por noticias negativas, como las recientes cogidas de toros en las fiestas populares. O más triste aún, por nuestros vetustos trenes que se incendian a cada paso. Poner la lupa sobre esos acontecimientos exclusivamente forja una imagen deformada sobre nuestra región. Ahora que se acerca el Día de Extremadura cabe preguntarse a quién le interesa que de nuestra comunidad autónoma solo trascienda una visión de atraso o de mundo rural en exclusiva.

Los editores de los informativos en las televisiones nacionales trabajan con unos clichés que postergan injustamente a la región como un lugar al que acceder en tren es toda una odisea. Es muy triste que el espectador del País Vasco o Galicia solo sepa de Cuacos de Yuste o Garrovillas de Alconétar cuando un morlaco asesta al aficionado de turno una cornada. Muy pocos son los que conocen los vínculos con la historia de Europa del primer municipio o la belleza de la plaza Porticada del segundo.

En ocasiones, Extremadura parece se relega en los medios de comunicación a ser un anecdotario de efemérides meteorológicas, con informaciones sobre récords de temperaturas, sequía o precipitaciones. Sí, ‘extrema’ y ‘dura’.

Otro de los temas recurrentes en los medios de comunicación nacionales es la brecha salarial, como demuestra el reciente titular: «Los salarios crecen el triple en el País Vasco que en Extremadura». Siempre nuestra región se emplea para la comparación exagerada. Y ni hablar de cuando se trata de formación universitaria. Ahí somos siempre el furgón de cola.

Lo lamentable es que aún siendo ciertas esas informaciones, la región y sus ciudadanos atesoran talento, virtudes y grandes potencialidades que nunca aparecen en televisión o los grandes rotativos, a excepción de las bonanzas turísticas. Habría que plantearse una forma de comunicar mejor nuestras virtudes para no ahondar solo en nuestros defectos. Refrán: El mayor enemigo de la propia imagen, es la frustración.

* Periodista