TJtacarandosa era la vaca lechera de más alto rendimiento en la manada. Era el atractivo de los campos de la España virgen. Un día, estando Jacarandosa a la vera del río, fue requebrada de amores por un torete bravo, que la hizo transportarse a los prados más verdes del Edén, quedándose en cinta de la simiente, lo que dio lugar a un torito de cara valiente, que comenzó sus días pinoteando como una flecha en los glacis de Badajoz. Pronto distinguiose el torito de la manada, con floriana compostura, dando lugar a admiraciones sin cuento, hasta que llegó al oído del gran Toro Bravo , capitán de la manada, que todo el campo era suyo, nombrándolo su sucesor después que alguna cabra loca intentara lo imposible. El ascenso del Torito fue irresistible, y eran de ver sus mugidos y pinotes, que era la envidia de los campos, llegando a oídos de Búfalo Apache, un bóvido corpulento de careto terrorífico, soltando por retambufa, que él solo con su cornamenta retroactiva había dejado los campos sembrados de más de doscientos aprendices de terneros. El encuentro estuvo lleno de emoción, haciendo Torito toda suerte de giros y jeribeques, que dejaron boquiabierto al gran Búfalo Apache. Y desde ese momento nada quedó en su sitio. El mundo se asombraba por donde pasaban en desfile las tropas victoriosas.

Durante mucho tiempo, las pobres hormigas se mantuvieron recluidas en las entrañas de la tierra, hasta que un día el cielo se puso negro, muy negro, y sin venir a cuento comenzaron a caer chuzos de punta, formándose tal riada que dio con Torito en el mar, poniendo a remojar las barbas de Búfalo Apache, que no debiera hacernos cantar del todo la victoria, porque lo importante sigue siendo la paz.

*Escritor