XSxe dice, y con razón, que la muerte es la hora de las alabanzas, la de Juan Pablo II no está siendo una excepción a este respecto, después viene la Historia y coloca a cada uno en su sitio.

Desde el agnosticismo profundo y el laicismo militante, la figura del Papa muerto produce sentimientos muy contradictorios. Por un lado se valora su complicada primera juventud en una Polonia invadida por los nazis a la que Hitler había declarado colonia.

Ya, como cura y obispo, entiende como nadie las fragilidades de las dictaduras comunistas, en particular la polaca, y aprende a combatirlas desde y con los trabajadores, siendo una figura clave para entender el súbito derrumbe del mundo comunista.

Karol Wojtila tuvo desde muy joven relación con el teatro y hubiera sido probablemente un magnífico actor, ya que conservó siempre un agudo instinto para preparar el escenario público de sus apariciones. Este instinto le ha permitido colocar con notable éxito político la voz de la Iglesia católica, convirtiéndose en un párroco mundial, predicador de la paz y de la hermandad entre los hombres, aunque, eso sí, obsesionado por unos conceptos muy singulares y restringidos de la moral y la familia, que han ralentizado, cuando no truncado, el riquísimo debate intelectual que abrió el Concilio Vaticano II.

Wojtila, curtido en el debate con los comunistas polacos, ha adoptado respecto a la metafísica la misma posición dogmática que éstos con el materialismo dialéctico: en ambos casos es cuestión de fe, que se asume pero no se debate. En 1939 cuando la II Guerra Mundial era inminente y el fascismo, nazismo y comunismo ponían en un brete la influencia y doctrina de la Iglesia católica, es nombrado Papa un príncipe italiano, que sube al solio pontificio con el nombre de Pío XII , intelectual hamtletiano de silencios muy culpables, pero con amplísima cultura, que dejó nacer corrientes de pensamiento cristiano, que profundizaban en una teología convergente con otras corrientes de pensamiento ajenas al cristianismo y a la Iglesia católica, pero hijas de los avances científicos, tecnológicos y culturales del siglo XX. Paradigma de estos intelectuales es el jesuita Teilhard de Chardin . Pío XII tiene una muerte muy íntima, cuando siente que ésta le llega pide escuchar el tercer concierto de Branderburgo de Juan Sebastián Bach y así muere. La sucesión no fue sencilla y conservadores y renovadores echaron durante tres días un pulso que nadie ganaba, por lo que optaron por una solución de compromiso y eligieron Papa a un cardenal de 77 años, que tomó el nombre de Juan XXIII , suponiendo que sería un Papa de transición y de breve pontificado dado lo avanzado de su edad. Pero erraron, porque Juan XXIII se puso a la cabeza del cambio y convocó el Concilio Vaticano II, surgiendo el debate y las posibilidades de cambio y encuentro en los campos más variados del pensamiento. La religión parecía ponerse al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la religión. A Juan XXIII le sucede Pablo VI que continúa su obra, pero ya en un marco de resistencia evidente. Aún así, el peso de la Teología de la liberación es grande. Muere Pablo VI y es elegido Juan Pablo I , que muere repentinamente al mes de ser elegido, sucediéndole Karol Wojtila, y todo cambió, la Iglesia católica predicó paz y justicia por todos los rincones de la Tierra, está en su haber, pero igualmente cierto es que hay un enrocamiento doctrinal que se traduce en una intransigencia moral, y que esta intransigencia hace daño.

Del tristérrimo espectáculo de su agonía, mejor no hablar, pero lo dice todo de la gente de su entorno. En cuanto al hombre, como a todos, que su encuentro con lo infinito y con lo eterno le sea leve.

Del misterio venimos y al misterio vamos, ojalá Karol se haya encontrado con la Luz que con tanto ahínco en vida buscó.

*Ingeniero y director generalde Desarrollo Rural del MAPA