TCtruzas la frontera de la autonomía extremeña y te encuentras, en las obras de la autovía, un letrero informativo: trabajamos en dos turnos . Al otro lado de la línea colindante la faena apremia. En éste, la tranquilidad y la calma son la norma de la casa: un turno y sin agobios. Esos tramos señalizados por la urgencia no unen tramos de densa población, ni zonas comerciales importantes ni siquiera núcleos urbanos de cierta relevancia, como pudieran ser Cáceres-Plasencia o Cáceres-Mérida: son simplemente trayectos necesarios para el alivio del tráfico en general.

La nacional 630 sigue siendo un baldón para la región y será una vía de liberación cuando haya triturado los huesos de la mayor parte de los extremeños en las curvas del Tajo, o en el ir y venir diario a ganarse el pan a Mérida, via crucis camineros donde llevamos años segregando bilis y recordando a los antepasados de muchos políticos incapaces de resolver cuestión tan necesaria. Uno no quiere afirmarse en la imagen de la España de las dos velocidades, pero cuando lee estos paneles a pie de obra, percibe que se encuentra atrapado, hace años, en la España lenta, esa que le destroza el cigüeñal, las bielas y el esqueleto.

*Licenciado en Filología