Los Presupuestos del Estado del 2004 no incrementarán los impuestos especiales --gasolina, alcohol y tabaco-- ni las tasas más significativas, como la matriculación de vehículos. Es el primer paso de precampaña del Gobierno del PP para agregar el obligatorio debate presupuestario que se abre a final de septiembre a la carrera electoral en marcha. El mensaje lanzado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es una baza propagandística limitada en su eficacia real. Los impuestos especiales --que deben adecuarse a las directivas europeas-- han subido más en España que en el resto de la UE en los últimos años. Las tasas son discriminatorias socialmente, porque gravan a los ciudadanos sin tener en cuenta sus ingresos, y no han parado de subir desde 1996.

El anuncio de esta congelación recaudatoria requiere, en cualquier caso, una aclaración adicional sobre cómo se compensará la merma de ingresos: ¿aumentarán otros impuestos?, ¿qué gastos públicos se reducirán? Si desde este año estos datos son más exigibles es porque cualquier decisión que afecta a la recaudación general del Estado altera también los presupuestos de las comunidades autónomas, según el modelo de financiación vigente.