Una veintena de ciudades vivieron este fin de semana manifestaciones para conmemorar que el miércoles se cumplen dos años de la irrupción de lo que luego se llamaría Movimiento 15-M, la primera respuesta en la calle a la crisis y al giro de la política económica adoptado por el Gobierno socialista tan solo cinco días antes. La asistencia a las manifestaciones o a los debates callejeros del 15-M no es comparable a la de hace dos años. El movimiento ha ido languideciendo hasta desaparecer prácticamente de los medios de comunicación, aquejado de la falta de objetivos concretos de la protesta, la falta de liderazgo, la dispersión y la inexistencia de portavoces, aunque sigue presente en las redes sociales. Pero, tras esa desaparición, queda algo mucho más importante: el 15-M se ha transformado y su semilla de protesta social ha germinado en los poderosos movimientos sociales que han ocupado la calle en los últimos meses. Podría decirse que el 15-M quedará como el embrión de la fuerza adquirida por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) --aunque, en realidad, este grupo es anterior-- o por las mareas de diferentes colores --blanco, verde, amarillo-- que denuncian los recortes en sanidad, educación y otros sectores que sufren el deterioro del Estado del bienestar decidido por quienes gestionan la crisis. El lema de las manifestaciones de este aniversario expresa perfectamente esa transformación: De la indignación a la rebelión: escrache al sistema.