Los casos de médicos con trastornos mentales y adicciones han crecido en España un 30% en los años 2017 y 2018. Los problemas de salud mental no son más elevados en este colectivo que en otros, pero son especialmente relevantes por la repercusión que puede tener en el trato al paciente. Por ello, en 1998 se puso en marcha un programa que presta atención a los facultativos afectados. Los primeros 12 años atendió a 2.415 médicos. En los últimos ocho, a 2.756. Las cifras delatan un incremento de trastornos mentales que no puede desligarse de la sobrecarga laboral motivada por los recortes. El sobreesfuerzo y la masificación provocan lo que se llama el síndrome del médico quemado. Dicho trastorno profesional es una respuesta extrema al estrés crónico. Genera agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal. A las plantillas esquilmadas por los recortes hay que añadirle el gran volumen de jubilaciones previstas, lo cual puede disparar la sobrecarga en un colectivo cada vez más envejecido. El 90% de los atendidos desde 1998 se ha recuperado. Lo que no se recuperan son los presupuestos destinados a sanidad. Los recortes siguen cobrándose nuevas víctimas. Si no se revierten, la situación solo empeorará.