Todos sabemos de la fragilidad de las voluntades políticas, o bién de los políticos. Hace dos días como quien dice, Elena Espinosa declaraba que no había nada sobre un trasvase desde Cáceres, y ahora afirma que no hay nada "aislado", esto quiere decir que sí, que hay trasvase, pero que no de forma aislada, sino como un amplio grupo de medidas para hacer otras barbaridades semejantes, que lo que se hará, será "en función de la oferta y la demanda", esto es las regiones que se puedan permitir gastar más en agua, podrán hacer mejores ofertas que las regiones que cada vez se ven más sometidas a las políticas mercantilistas de los gobiernos de turno. Y Elena Espinosa, cambia el discurso, o mejor, como los discursos de los políticos son tan ambiguos, dependiendo de la región donde se encuentre en ese momento, incide más en unos aspectos del discurso que en otros.

No se puede dejar en manos del mercado el uso y utilización del agua. Los politicos confunden la obligación de defender la calidad y vigilar el uso racional de los recursos hídricos, con la compra-venta de esos recursos al mejor postor, y en lugar de impulsar el adecuado uso del agua, lo que hacen es intentar contentar políticamente a unos en perjuicio flagrante de otro muchos, que coincide que son siempre los mismos, los que nunca tendrán derecho ni a utilizar los pocos recursos que les permiten, los últimos de la lista en todo lo que suponga un beneficio, los que deben demostrar solidaridad con los demás, y nunca reciben la solidaridad de los otros, los olvidados por todos los gobiernos, sean del signo que sean, liberales, dictadores, demócratas de izquierda, demócratas de centro, demócratas de derecha, etcétera, todos se pliegan a las reivindicaciones de las regiones más ricas, o más reivindicativas territorialmente; en definitiva son en su mayoría indignos de llamarse representantes de los ciudadanos, o ¿ tal vez sí, y tenemos lo que nos merecemos?

Carlos Luengo **

Cáceres