Valdecañas parecería más que está en el Guadiana que en el Tajo, porque el ¿posible? trasvase de su agua hacia el Segura aparece y desaparece, como los Ojos, del debate político. La última vez que se ha puesto encima de la mesa lo ha hecho el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, quien la semana pasada manifestó en un mitin en Alicante que el Levante español tendría más agua que nunca. Blanco añadió que la llegada "como nunca" del agua se haría a partir del 2015, el año en que se acabaría el actual trasvase Tajo-Segura si finalmente prospera el borrador del nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha, que incluye ese asunto y esa fecha en su articulado. Comoquiera que la única alternativa que se considera factible en estos momentos para que el Levante tenga tanta agua es trasvasarla desde Valdecañas al Segura pasando por la cabecera del Guadiana, no es difícil concluir que Blanco estaba mostrando a sus correligionarios alicantinos la disposición del partido del Gobierno a impulsar ese trasvase.

Pero al mismo tiempo que Blanco parecía decir que sí al trasvase, la ministra Elena Espinosa, cuyo departamento es el competente, señaló al presidente de la Junta que no existía ningún proyecto ministerial que contemplase desviar agua desde el cauce medio del Tajo hasta el Segura.

Ante estas manifestaciones contradictorias, cabe exigir al alto responsable socialista, en primer lugar, claridad, y después que sea respetuoso con las instancias a las que corresponde tomar decisiones. No es de recibo que, para regalar el oído a la concurrencia, aventure un trasvase sobre el que hay mucha tela que cortar y sobre el que todavía no se ha dicho la primera palabra oficial --sí mucho ruido, muchas declaraciones, muchas especulaciones, y ninguna información-- y que, cuando se empiecen a decir, Extremadura tendrá que ser oída como corresponde.

Porque da la sensación de que en este asunto, la posición "de Estado" de Fernández Vara, en el sentido de que el agua que hay en España es de los españoles y entre todos habrá que decidir cuál es su mejor uso, está siendo entendida erróneamente en su propio partido: como si fuera una disposición a que Extremadura no va a poner objeciones a un trasvase cuya viabilidad técnica, medioambiental y económica está por determinar. También da la sensación de que el PSOE nacional se alinea, cuando le conviene, con el discurso andaluz, castellano-manchego, castellano-leonés, aragonés, etc. en el sentido de que las comunidades autónomas tienen "competencias exclusivas" sobre la parte de los ríos que cruzan sus territorios; y cuando no le conviene, con el discurso extremeño, que considera un atentado a la Constitución y a la cohesión nacional esa compartimentación absurda y alicorta de los recursos fluviales. En este contexto, Fernández Vara no está saliendo bien parado con su posición dialogante y conciliadora sobre el presunto trasvase de Valdecañas. A Extremadura no le está bastando con tener razón, porque no se la están dando. Va a tener que levantar más la voz para que se oiga.