Monago ha visto la oportunidad de vengarse, de ajustar cuentas, y se ha metido de cabeza. ¿La manifestación del tren de este año no es en Madrid? Pues organizo yo una para los míos y al resto los califico de paniaguados. Sindicatos, empresarios, partidos, todos los que forman parte del Pacto por el Ferrocarril, lacayos del PSOE. «Protagonistas de una sociedad adormecida». Así califica el líder popular a todos ellos apuntando que desde que gobiernan los socialistas vivimos «el silencio de las bocinas» en alusión a que son menos frecuentes las manifestaciones en la calle y existe cierta condescendencia con el quehacer diario de la Junta. No hace falta explicar que estamos en campaña, que entramos en noviembre y, en consecuencia, restan apenas siete meses para las elecciones autonómicas, y que Monago ha cambiado de estrategia. El año pasado el PP tuvo que ir a Madrid a regañadientes a manifestarse ante Rajoy. Ahora que le toca a Sánchez y trata de poner contra las cuerdas al PSOE y, con él, a todos los que le acompañan.

No importa que Vara se muestre duro, hace su papel; no se tiene en cuenta que la manifestación del tren de Cáceres sea fruto de un acuerdo por unanimidad del Pacto por el Ferrocarril, se le tilda de descafeinado e inútil. El objetivo: mostrarse como un líder reivindicativo y arrogarse una posición de candidato alternativo al PSOE. No para que sus militantes le aplaudan, que también dado el anhelo de otros tiempos pasados, sino para sumar a los indefinidos, esos que en estos momentos no están con el PSOE pero andan flirteando con Ciudadanos o mirando a Vox.

El tema del tren se ha politizado. Como era de esperar, el ambiente preelectoral lo ha enturbiado todo y nuestros dirigentes se ponen muy nerviosos cuando se acerca la fecha en el calendario. Con un horizonte tan abierto, es una incógnita el resultado. No en vano, en el bando de la izquierda siguen los mismos competidores, PSOE y Podemos, pero en el de la derecha todo ha cambiado llenándose de siglas, sobre todo con Ciudadanos cuya marca no se desgasta por mucho que pasen los meses. Por eso, la llegada de los socialistas a la Moncloa ha supuesto para el PP extremeño una nueva oportunidad. Digamos que los populares se han visto liberados para decir lo que les plazca en esto del tren y entienden que, por el contrario, el PSOE anda un tanto cohibido. Monago ha decidido jugar esta baza, atacando a sus adversarios de siempre y a quien se case con ellos. Que funcione o no está por ver, teniendo en cuenta que el PP no se presenta como alternativa de los socialistas, sino en guerra con todos los demás.

En lo que nadie parece caer es en que la problemática del tren ha calado en la sociedad extremeña. El estado de las vías y de la red ferroviaria en general ha penetrado en el sentir de la ciudadanía y eso es casi imposible de instrumentalizar. La situación del ferrocarril es una vergüenza, que una locomotora se quede sin gasoil antes de llegar a Madrid raya el escándalo, pero el tren representa ya un sentir, recoge el hartazgo de una sociedad que se considera ninguneada y cansada de ser siempre la gran olvidada de este país.

El Gobierno de Sánchez lo tiene complicado como antes lo tuvo el de Rajoy. Y eso es un problema para un gobierno y a quien le toque defenderlo. La gente ya no se cree las promesas, pero tampoco el pimpampum de los políticos ni los cambios de postura en función de quién lleve las riendas en Moncloa. En consecuencia, ojo el PP con pasarse de la raya a la hora de reivindicar y ojo también el PSOE con rebajar la presión en sus exigencias. Los primeros pueden parecer oportunistas como los segundos cómplices de los agravios.

José Luis Ábalos estuvo el viernes en Extremadura para reunirse con Vara y el Pacto por el Ferrocarril. El ministro de Fomento reconoció que la situación del tren es «grave» y dijo que resulta una «prioridad» para el Gobierno. Anunció que este mes se licitarán 125 millones en mejoras y dijo que 9 trenes más de un modelo más moderno estarán rodando en mayo. A la vez anunció la creación de un puesto de coordinador ferroviario para Extremadura y ratificó que la infraestructura del AVE estará lista a finales de 2019 y que en 2020 habrá trenes híbridos.

En suma, trató de calmar los ánimos a una sociedad que ya no se cree nada. Por eso, la reivindicación del tren seguirá adelante y habrá manifestación en Cáceres. ¿Qué hubiera sido más oportuna en Madrid? Pues sinceramente, visto lo visto, sí. El PSOE no daría razones para pensar que rebaja su grado de exigencia ahora que han llegado los suyos al poder y el PP no tendría la excusa perfecta para ser más reivindicativo que nadie. Llegados a este punto, y teniendo en cuenta que el 18N será en Cáceres, todo el mundo debe estar allí y exigir lo que en justicia nos corresponde. Eso es lo verdaderamente importante.