La noticia de que se acercaba el tren le llega a los pueblos del Valle del Ambroz en agosto de 1882 al aprobarse en Consejo de Ministros el proyecto y su concesión a la Compañía de Ferrocarriles del Oeste. Otra noticia, muy jaleada para reavivar la ilusión, fue el paso, 14 de Febrero de 1894, de la primera locomotora allanando el balasto. El 21 de junio de 1896 el tren inaugura la línea, dando por finalizado los catorce laboriosos años a base de negociaciones y trámites, juntas, mociones en Cortes, tasaciones periciales, expropiaciones de terrenos, etc.

El tren llega a Salamanca poco después de las 9 horas. A las 20,45 entraba en Astorga. Parada y fonda. El retorno se hizo por vía Salamanca-Medina y a las 10 horas regresaba a la Corte el tren inaugural. A los actos fueron invitados periodistas de Madrid, Plasencia, Béjar y Zamora. No así los de Salamanca, que venían denunciando las corruptas conexiones del Gobierno con las Compañías de Ferrocarriles y el abuso de las tarifas. Todos aquellos esfuerzos, el trabajo de tantas y tantas gentes, las ilusiones de unos y otros, todo, absolutamente todo, quedó en silencio aquel 31 de diciembre de 1984, cuando el último tren de viajeros salía de la estación de Baños de Montemayor, camino de Salamanca.

Todavía hoy, en el Puerto de Honduras, pueden verse las grandes troncas de robles (Quercus Pyrenaica), cortados a ras del suelo, que sirvieron para la fabricación de ‘las traviesas’ que enlazaban el paralelo de los raíles de la vía, sobre el acolchado pétreo: el balasto .

Las yuntas de carros bajando la madera de roble de la sierra de Segura de Toro; aquellos caminos que se hicieron, tan arriba, a pico y pala, abancalados; por eso han perdurado hasta hoy día; el depósito, la carretera, lugares de la sierra, relacionados con el ferrocarril, que todavía se sostienen en la memoria de los segureños.

Recuerdo con ilusión cuando hace unos años Zapatero insinuó la apertura del tren Ruta de la Plata León-Salamanca; y eso que él era de León; pero nada de nada.

En un mundo tan digitalizado y tan rápido, porque en algunos tramos, de la vía y de la vida, vayamos más despacito, analógicos, no pasa nada; muchas de las cosas bellas que nos rodean, casi todas, ocurren, así, lentamente; como en el ferrocarril de vía estrecha del norte de España, donde los viajeros pueden sentir en los vagones los latigazos de las ramas de los árboles.

Total que ahora nuestra vía se ha convertido en un espacio triste, a base de museos, vías verdes y la fibra óptica que metieron hace unos años y que discurre por una gran zanja paralela a la vía. Menudos tres guantazos que le han dado a nuestro camino de hierro; hasta que le han tumbado.

Pocos conocen el drama al que se vieron sometido aquellas gentes humildes a las que expropiaron sus tierras, por cuatro perras, o dividieron sus fincas en aquel lejano 1882. Pues, puestos a tensar, tensamos, y si el terreno expropiado no cumple el objetivo de su expropiación, debe volver a sus antiguos propietarios; herederos, digo.

El pasado 1 de marzo de 2018, las máquinas han llegado a Aldeadenueva del Camino, vienen de arriba, arrasando con todo; tienen unos ganchos enormes que se clavan en raíles y traviesas; cruje la madera, el raíl y el balastro, los ganchos les separan; se resisten como cuando a una madre le intentan arrancar a un hijo de sus brazos.

Las traviesas de madera, partidas y astilladas, las van amontonando en piras enormes. El balastro, las piedras que acolchan los raíles, lo cargan en camiones. He parado el coche y me he bajado para sacar algunas fotos; recojo de recuerdo un trozo de madera de traviesa y un tornillo. En el tiempo que he estado allí unos 30 coches han pasado por el antiguo paso a nivel, pero nadie se ha detenido, eso sí, muchos me han reconocido y me han pitado. Sólo una mujer mayor, de Gargantilla, emocionada, a la única que al parecer le importa este drama, se ha parado a escucharme, mientras cantaba junto a las vías del tren. Con lágrimas en los ojos, desorientado, recojo mi guitarra, monto en el coche, cruzo el antiguo paso a nivel para dirigirme a Segura de Toro, mi pueblo.

* Cantautor.