TEtn los últimos años el tren de alta velocidad se ha convertido en el más apreciado tópico para el debate político. La pena es que mientras las disputas versan sobre quién dio la idea o cuándo se pondrá el primer raíl, son pocos los que se han parado a preguntarse si es el tren de alta velocidad la mejor forma de solventar los problemas de infraestructuras comunicativas de la región. No mencionaremos el estado actual de la red y la calidad del servicio porque cualquiera que haya viajado de Badajoz a Barcelona por Valencia habrá podido comprobar cómo estamos: somos la única comunidad sin líneas electrificadas, pero tendremos un AVE en el 2010. Podríamos decir que vivimos en una casa sin agua corriente, pero nos prometen un jacuzzi para dentro de seis años: ¡Estupendo!

Se podría comentar mucho sobre la rentabilidad social del AVE, pero se empieza a hacer patente que éste acaba matando al ferrocarril tradicional allí por donde pasa. Sin embargo, podemos mantener la esperanza de que aquí las cosas se van a hacer de otra manera y que veremos una red renovada y ampliada, estaciones rehabilitadas y trenes que lleguen a donde nunca pudieron. ¿No sería mejor dotarnos de una red extensa a 200 km/h antes que una línea a 300 km/h y con tres o cuatro estaciones? ¿Seremos capaces de replantear el debate o, nunca mejor dicho, nos volverá a pillar el tren?

*Profesor y activista de losderechos humanos