TAtdmirado y presente Leandro Rey :

Acabo de ver El búfalo americano que representan tres morlacos del teatro extremeño actual y tuyo, recordado Leandro. Como no andabas por el Círculo de Bellas Artes madrileño, no te vi por ningún lado, te mando esta carta para que participes del éxito de tus noctámbulos.

Magariño, Lumbreras y Moirón andan sobraos por la escena. Yo no recordaba tanta soltura y dominio en nuestro teatro extremeño de la pasión, desde Perfume de Mimosas , de Suripanta, como muy bien recordarás, querido Leandro. ¡Buen frío que pasaste en algunas plazas con aquel desnudo que llenaba el escenario y se proyectaba en rumores de butaca en butaca! Ha pasado bastante tiempo y ahora se repite el éxito de una compañía extremeña con Mamet y una historia de lealtades entre amigos por cuestiones del maldito dinero. Las cosas de la guerra, siempre presentes, dan paso a la economía que no veas, Leandro, como nos asfixia a todos.

El Quico Magariño hace de comerciante de viejo y está espléndido. Lo típico es decir que el vino se hace bueno con el paso de los años. Pero cuando no hay buen caldo y cultivo atento el resultado es vinagre. Quico siempre tuvo madera de gran actor y en las oportunidades que tuvo siempre lo demostró. ¿Te acuerdas, Leandro, los éxitos del estable? Eran la compañía oasis en el desierto teatral cacereño. Pues Quico mantiene su formación y despliega las virtudes del personaje en la mínima escena con soltura, tono, intensidad y dulzura que te cagas. Disfrutarías, de verdad, Leandro. (Estarás notando que soy pro-Quico, ¡pues lo soy, es verdad! José Vicente Morón parece que cada día te dedica la función. Me recuerda mucho a ti. Está genial. Y de moda. Hace muchas cosas a la vez pero en el Búfalo se centra más que en otros trabajos. Es la correa que transmite sentimientos, odios, envidias, rencores, engaños y placeres de Quico a Lumbreras, de Lumbreras a Quico y de los dos al patio de butacas. Es un pedazo de actor como ya se veía en los principios noctámbulos. Va a ser un genio de la escena española a poco que se lo proponga. Bueno y de Juan Antonio sólo con tomar su apellido te lo digo todo, es un lumbreras en el mejor sentido de la palabra. Elástico, flotante, invisible, es todas esas cosas que un actor quiere ser. Recuerdo el gran éxito de Maruchi León en las afueras de España en una representación donde no pronunciaba palabras. Lumbreras conseguiría un éxito así. No necesita hablar. Es la leche. Bueno Leandro, el papel no estira y tengo que acabar. Espero haberte dado una gran alegría. Baja una noche de junio por el Círculo de Bellas Artes y serás el cuarto noctámbulo del Apocalipsis. Un abrazo y recuerdos de don, Bob y Teach.

*Periodista