Tienen razón, a mi entender, quienes critican la abulia y la falta de presencia de los tres ministros que deberían haber estado más implicados en solucionar la crisis derivada de la huelga salvaje y algo brutal del personal de tierra en el aeropuerto de El Prat. Ha fallado el Ejecutivo en su conjunto. Quizá porque estaba pensando en cuestiones que juzga más importantes, desde la reacción tras las matanzas en el Líbano hasta, quién sabe, la esperemos que cercana paz en el País Vasco. O quizá por estar imbuido de una mentalidad prevacacional. Y han fallado estrepitosamente, como señalaba al comienzo, varios ministros directamente involucrados en la cuestión: la titular de Fomento, Magdalena Alvarez ; el de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba , y el de Industria (y Turismo), José Montilla . Lo mismo que el delegado del Gobierno en Barcelona, Joan Rangel , que por cierto suena como uno de los posibles sustitutos de Montilla al frente de Industria.

XQUE MONTILLAx ya no se dedica al que aún es su Ministerio es patente: ya anda en candidato a la Generalitat, y por eso es lógico que su rival en la campaña (y casi seguro aliado tras ella), el convergente Artur Mas , trate de cargarle en exclusiva con las culpas del caos vivido en El Prat. Pero no es el único culpable: la titular de Fomento ha reaccionado tarde y mal, aunque ha tenido, al menos, el gesto torero de pedir su comparecencia ante la Diputación Permanente del Congreso. Y el ministro del Interior, sin duda enfrascado en temas de alto voltaje político, como el presuntamente inminente inicio de las negociaciones con ETA, simplemente ha brillado por su ausencia.

Gobernar es también, y sobre todo, hacer fácil la vida cotidiana de los ciudadanos. Unos ciudadanos que han perdido tres o cuatro días de sus vacaciones, de sus negocios, de sus reencuentros con seres queridos, por una huelga salvaje e injusta que ningún país europeo, salvo acaso Italia (que no es ningún ejemplo), hubiese tolerado. Ahora se pelotearán las culpas de unos a otros --que si Aena, que si las compañías aéreas, que si los sindicatos--, pero, al margen de la intolerable actitud de los huelguistas, el pasotismo del Gobierno ha tenido no poca culpa de que se hayan producido esas imágenes lamentables de pasajeros tirados por los suelos, unas imágenes que, encima, han sido abundantemente utilizadas por los competidores de España en el campo turístico.

Bien haría Zapatero en meditar, ahora que a ello dicen que va a dedicarse en La Mareta, sobre el alcance y profundidad de esa remodelación de su elenco ministerial, que, dicen los monclovitas, apenas afectará a una o dos carteras . ¿Qué tal un relevo algo más amplio, o tal vez una reestructuración que garantice la operatividad del Gobierno en todos los sectores, y no solamente en los más vistosos?

*Periodista