WTw res países de la zona euro, las tres principales economías, se reunieron ayer en Estrasburgo y anunciaron después sus planes para combatir la crisis. El momento de la rueda de prensa coincidió con el cambio de rumbo, a peor, de los mercados financieros, tanto el de la deuda pública como el de renta variable.

En el primero, los diferenciales habían empezado a reducirse, mientras que las bolsas estaban en positivo a primera hora de la mañana. Pero fue oír a los mandatarios de Alemania y Francia, Angela Merkel y a Nicolas Sarkozy, y producirse una inflexión. El discurso del nuevo primer ministra italiano Mario Monti, que asistía a la minicumbre como oyente, no tuvo efectos, ni siquiera su marcha atrás pública en el titubeo insinuado sobre no eliminar el déficit en el 2013.

La propuesta que Angela Merkel concretará antes de la cumbre de jefes de Estado del próximo mes de diciembre, con el respaldo del presidente francés y la aquiescencia del primer ministro italiano, consiste en modificar los tratados de la Unión Europea para fortalecer una "verdadera unión fiscal", lo que permitirá más "unión política". Es un camino a largo plazo para superar la crisis del euro por la vía disciplinaria: incluirá sanciones a los países que no cumplan.

La canciller alemana está convencida de que es la única forma de volver a los tiempos en que los diferenciales entre la deuda alemana y la del resto de los países comunitarios casi no existían. En su opinión, los eurobonos conseguirían estabilizar el precio de la deuda soberana aunque precisamente por eso ocultarían a los países que tuvieran problemas.

De la misma forma, los gobiernos de Berlín y París aseguran que no hay que exigir nada al Banco Central Europeo a fin de conservar su actual independencia, una forma de decir que la compra de deuda soberana le convertiría en dependiente de los gobiernos. Merkel ha convencido a Sarkozy para que olvide la idea, a pesar de que las experiencias de la Reserva Federal norteamericana y del Banco de Inglaterra desmienten ese supuesto menoscabo de la soberanía del banco emisor en aquellos países.

El anuncio no sentó muy bien a la deuda pública, excepción hecha de la alemana, que bajó, mientras que la belga y la francesa volvieron a encarecerse, como vienen haciendo en los últimos días.

A los mercados financieros internacionales, partidarios de los remedios a corto plazo, no les gustan mucho las soluciones a largo, pero lo que les sienta peor es ver cómo un solo país, en concreto Alemania, le echa un pulso a la Comisión Europea y a la mayor parte de los miembros del euro, y se lo gana.