PP y Cs gobernarán Andalucía por la gracia de Vox. Por la maldita gracia de un partido populista y retrogrado del que, después de conocer algunas de sus propuestas y exigencias, uno solo puede sentir vergüenza y miedo a partes iguales.

Pero para gracia, lo que se dice gracia, lo de Albert Rivera al comportarse en este pacto como quien desea ardientemente consumar el acto pero a la vez seguir siendo virgen. Y claro, ambiguo Albert, es muy complicado pretender ser casto y puro y a la vez formar parte de esta orgía tripartita.

Y, ¿qué decir del delfín de Aznar, Pablo Casado, ese hombre de semblante amable, que escupe metralla contra los pactos y políticas de Pedro Sánchez y siembra de pétalos la entrada de Vox en un triunvirato donde el fin no debería justificar los medios?