Los 1.144 soldados de países caribeños y centroamericanos desplazados a Irak forman parte de un acuerdo alcanzado por Aznar y los presidentes de Nicaragua, El Salvador, Honduras y República Dominicana en la cumbre celebrada, con otros estados, el pasado 8 de julio, en El Salvador. Convocados para tratar sobre terrorismo y fuerzas de pacificación, Aznar logró esa aportación y formó el contingente --reciclado a toda prisa en Sant Climent Sescebes (Girona)-- que acompaña a las tropas propias con que el Gobierno español ayuda a Bush.

En estos momentos en que la opinión pública y la oposición política de Estados Unidos se rebela contra Bush por el coste de la ocupación de Irak, trasciende que España es quien paga económicamente --por la vía de condonarles deudas con nuestro país-- el favor de que esos estados centroamericanos aporten soldados. Es un gesto de generosidad de Aznar, que reforzará sin duda aún más su prestigio en la actual Administración norteamericana, pero involucra todavía más a España en la ocupación de Irak sin esperar a que sea la ONU quien tome las riendas de la situación. Es otro gesto polémico en el área de influencia latinoamericana que puede traer malas consecuencias.