Después de tantos meses anunciándolo, parece que finalmente los buscadores de noticias negativas han conseguido su objetivo de poder decir que la crisis también ha llegado al turismo. Varios son los datos que estos días se están barajando para demostrar dicha tesis, y a mi entender todos ellos son manipulados para poder dar la deseada buena nueva. Es innegable que es el conjunto de la economía lo que se halla en crisis y, por tanto, un sector tan sensible a los cambios económicos como es el turismo está inmerso en los mismos problemas que el resto de los sectores. Pero de esa realidad a decir que el turismo está en crisis hay casi un abismo.

Según los datos del Instituto de Estudios Turísticos (IET), el número de turistas en los siete primeros meses del año 2008 (de enero a julio) ha crecido solo un 0,2%. Ciertamente es un crecimiento bajo, por no decir inexistente, pero durante mis años de secretario de Estado de Turismo he oído decir cada día que no necesitábamos más turistas, sino turistas que gastasen más. Y los propios datos del IET dicen que esos turistas han gastado en el primer semestre del año un 5,3% más que el año anterior. Por consiguiente, ¿el dato es bueno o es malo?

Otro de los datos utilizados para demostrar nuestros problemas en turismo es que los europeos han cambiado sus destinos, y en lugar de ir hacia lugares lejanos se han dirigido hacia otros más próximos. Dado que el segmento de sol y playa continúa siendo (y continuará siendo, por suerte) nuestro gran producto turístico, los destinos competidores están fundamentalmente en Africa y en América. Eso quiere decir que han venido aquí porque España es el destino turístico de calidad más cercano a los europeos. Y estas afirmaciones, además, se contradicen con el 6,5% de incremento de los turistas procedentes de EEUU.

XEN CUANTOx al turismo interior, no tenemos todavía los datos consolidados para saber cuál ha sido su evolución durante el primer semestre del 2008. Todo apunta a que aquí sí que se ha notado más la crisis, sobre todo en la reducción del tiempo de duración de las estancias, e incluso en el gasto, aunque ello se vea compensado por el menor gasto que los españoles hayamos hecho también en cuanto al turismo exterior. Es casi seguro que la aportación del turismo en este sentido será mayor este año, por cuanto continuarán aumentado los ingresos por turismo y se reducirán los ingresos por gasto turístico de los españoles hacia el extranjero. ¿Compensará esa disminución de salidas los huecos dejados por las reducciones de las estancias en España? Habrá que esperar a tener esos resultados, pero seguramente compensará en gran parte la pérdida interior.

El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián , anunció en su comparecencia un esfuerzo de la Administración en la actual legislatura en la renovación de destinos que se considera que han llegado a unos determinados niveles de obsolescencia. Es una buena medida aprovechar el momento para preparar el futuro. En la anterior legislatura se aprobó el Plan Horizonte 2020, que fue fruto de una reflexión tanto de las administraciones como del sector privado para preparar el futuro. La idea nació como respuesta a la pregunta de cómo continuar siendo en el futuro líderes en el sector turístico. Esa es la hoja de ruta del turismo. El desarrollo de las ideas y los proyectos allí plasmados son los que nos deben permitir continuar manteniendo ese liderazgo que el año pasado nos permitió casi llegar a equiparar nuestros ingresos en turismo con los de Estados Unidos, que es el primer país por ingresos por turismo.

Para que se pueda mantener el turismo en los niveles actuales, tanto en número de turistas como en ingresos, es necesario que todos los sectores implicados tengan claro cuáles son sus responsabilidades. El sector privado debe dedicarse a comercializar y vender sus productos, y el sector público, a promocionar nuestros destinos y productos turísticos. Todos, y sobre todo aquellos que tienen mayor valor añadido.

Entre los muchos tópicos del turismo existe el denostar el producto de sol y playa. Y este producto continuará siendo la estrella porque es el que más valor añadido tiene para nuestros clientes exteriores y no porque haga mucho sol, sino porque gran parte de nuestras instalaciones (y a pesar de algunos agoreros) cumplen perfectamente la relación calidad-precio que demandan los clientes. La crisis golpea más a las economías más débiles, pero si los turistas continúan viniendo a España, y aumentan incluso su gasto por estancia diaria (93 euros), el sector turístico continuará siendo un motor de nuestra economía. Y no es un mal motor; lo que sucede es que en muchas ocasiones en este país continuamos pensando que el turismo es broma. Pero la realidad, que es tozuda, demuestra todo lo contrario. España no tiene petróleo, pero tiene turismo. Un dato --anecdótico pero significativo-- es que en el 2005 los ingresos por turismo de España fueron casi el doble que los ingresos por venta de petróleo de uno de los principales productores mundiales, Irán. El turismo es el motor esencial de nuestra economía, y esperamos que continúe siéndolo tanto económicamente (11,4%) como socialmente (12% de tasa de ocupación).

*Consultor hotelero.