Vistas las dificultades que deben afrontar todos los sectores de la economía, las que afectan al turismo son preocupantes, pero apuntan leves síntomas de recuperación. La proyección del negocio turístico para el ejercicio en curso prevé un descenso del orden del 5,6% con relación al año anterior. Se trata de un retroceso significativo, pero muy inferior en cualquier caso al que experimentarán otros sectores --construcción, automoción--, lo cual revela una mayor capacidad de resistencia.

Las causas de la crisis turística están en relación directa con la crisis económica internacional, agravada en este caso por el descenso del turismo británico, que en lugares como Canarias y la Costa Blanca es el más numeroso. Entre enero y mayo de este año, los ciudadanos del Reino Unido que han venido a pasar sus vacaciones en España han descendido un 17,8%, ahuyentados por la depreciación de la libra con relación al euro, por el buen tiempo que hace en el norte de Europa y por la competencia de países como Marruecos, más baratos. Con todo, al cerrarse la temporada de verano, el efecto de la crisis en las empresas y en el empleo estacional se espera que sea menos perceptible, sin que, desde luego, pueda hablarse de brotes verdes.