Apago la televisión y me pregunto si no hay responsables de la Administración que se planteen qué está pasando con este medio de comunicación. ¿Nadie hace nada ante la emisión de mentiras, violencia e insultos? Esta indiferencia de responsabilidad social no solo está en programas de famosos y mujeres de labios y pechos operados, sino en espacios de debate en los que temas importantes se tratan de forma ligera. La televisión actual únicamente ofrece productos de serie, baratos, sin trascendencia. Sé que es un medio efímero y de entretenimiento que nunca alcanzará la profundidad de la literatura y de la filosofía, lo cual no quiere decir que no deba tener en cuenta su deber social y su compromiso estético. Su poder de convocatoria es impresionante, por lo que resulta más grave que sus gestores no se den cuenta de la responsabilidad educativa e informativa de este medio de masas. He aquí un exponente más que demuestra que ante el factor económico lo demás no cuenta.

Mari Carmen Lozano Pareja **

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