WSwegún el presidente Yuschenko, el triunfo de la libertad en Ucrania dependerá de la capacidad de superar innumerables retos. El nuevo jefe de Estado de este país pobre y profundamente dividido debe reformar un régimen corrupto, lo que le enfrentará a las élites postsoviéticas, y tendrá que adoptar medidas económicas impopulares susceptibles de resquebrajar la revolución naranja que le ha aupado al poder.

En su discurso de investidura, Yuschenko reafirmó que la adhesión a la Unión Europea es la prioridad absoluta de su Gobierno, pero su primera visita al extranjero ha sido a Moscú, para proclamar una buena vecindad, consciente de que de momento no debe chocar de frente con los intereses de Rusia. El difícil equilibrio entre Moscú y Bruselas, que refleja el desgarro interno del país en temas esenciales --religión, lengua, historia-- exigirá de Yuschenko una cuidadosa ponderación de los límites de su legitimidad, entre la conciliación y la osadía. La UE debería superar sus ambigüedades y rechazar cualquier sombra de injerencia del Kremlin frenando a este país, ya que el éxito de la Ucrania democrática podría ejercer una gran influencia para la occidentalización y modernización de Rusia.