La factura del gas que Ucrania pagará a Rusia será mucho más barata y Kiev tendrá liquidez para abonar parte de los intereses de varios créditos que suman una enorme deuda mediante otro crédito, en este caso de 10.900 millones de euros. Parecen buenas noticias para un país al borde de la bancarrota. Sin embargo, los acuerdos alcanzados ayer en Moscú por el presidente ucraniano, Viktor Yanukóvich , y su homólogo ruso, Vladímir Putin , no reducen la tensión política que vive el extenso país y que tiene su máxima manifestación en el Euromaidan, la protesta permanente instalada en el centro de Kiev desde que el Gobierno anunció su negativa a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea hace dos semanas. Por el contrario, los beneficios conseguidos ayer por Yanukóvich exacerbarán aún más las protestas, porque lo que en realidad está en juego es la independencia de Ucrania. La oposición se apresuró a acusar al presidente de traicionar los intereses nacionales.

Ucrania es un país dividido, con un pie en el mundo eslavo y otro en Europa central. Con el fin de la Unión Soviética, a la que pertenecía la república, nació en una parte del país la voluntad de incorporarse a Occidente. Hoy la división se manifiesta en términos económicos, pero principalmente en su población. Mientras las élites políticas son declaradamente prorrusas, la mayor parte de la población, en particular la que vive a este lado del río Dniéper, mira hacia Europa y sobre todo hacia la UE.

De ahí que Bruselas y Moscú cortejen a Ucrania. Europa, con el acuerdo de asociación citado. Moscú, con una unión aduanera con el objetivo final de convertirse en una Unión Euroasiática. Sin embargo, tanto la UE como Rusia han cometido graves errores de apreciación en su aproximación a Ucrania. La UE ha subestimado la reacción de Moscú, y en la capital rusa no se ha sabido ver el valor que los ucranianos dan a su independencia, lo que les lleva a rechazar a Rusia.

Para Putin, Ucrania es un aliado estratégico no solo por sus 46 millones de habitantes y por ser la segunda economía de la zona. Es la joya de la corona del proyecto expansivo de Putin de recrear una unión con países que pertenecieron a la extinta URSS para plantar cara a la UE. De ahí la generosidad manifestada ayer, pero a estas alturas esto no va a desmovilizar a los ucranianos.