Dos años hace, José María, Chaba, el hombre capaz de las mayores proezas, el premio a la regularidad 2002 en la Vuelta Ciclista a España, el Curro Romero del ciclismo, con todo lo de épico y fastuoso que ese apodo soporta". Es el mismísimo Mariano Rajoy el que así escribe en Abc sobre el ciclista José María Jiménez, muerto de un infarto a los 32 años. Escribe chaba con b, porque no es un apócope de chaval sino de chabacano. El líder del Partido Popular sigue cantando los méritos del desaparecido con tono épico: "Dos años hace que una depresión le sacó de la carretera y ahora un fallo en el corazón le apartó de la vida, el mismo corazón que gastó cima a cima, repecho a repecho. La vida es un eufemismo, y la muerte un impulso que frena en seco a los más grandes".

Más documentado y más sentido es el obituario que dedica al ciclista abulense (con b, aunque sea de Avila) Jon Rivas en El Mundo, que recuerda una frase del director de equipos ciclistas José Miguel Echavarri sobre el finado: "Su vida es subida". El articulista añade: "En febrero de 2001 llegó la sorpresa. José María Jiménez estaba enfermo. Tenía una depresión aguda que le mantenía encerrado en su casa, en la cama la mayor parte del tiempo. Las amistades no demasiado aconsejables, sus coqueteos con el mundo de la noche y también el de la droga le abocaron a ese mal oscuro del que nunca volvió a recuperarse. Atravesó periodos depresivos y otros en los que, aparentemente, se sentía bien. Nunca abandonó la medicación ni las visitas periódicas a la clínica". El dato informativo, aunque sea al final.