El consejero de Fomento y la alcaldesa de Cáceres dieron ayer un ultimátum a Jesús Alarcón y al grupo de empresarios que representa --los cuales tienen un acuerdo firmado con la congregación de Las Carmelitas y con El Corte Inglés para la construcción del gran almacén en el solar del colegio-- para que solucionen los actuales problemas que mantienen la operación en punto muerto. Problemas relativos a los terrenos con los que compensar al municipio por aprobar el proyecto.

La exigencia de José Luis Quintana y de Carmen Heras es --aunque su pertinencia no se ponga en duda porque ya va para diez años de un asunto irresoluto que se ha convertido en un auténtico ´culebrón´--, una maniobra política que permite a Junta y Ayuntamiento hacer visible ante los ciudadanos que el ´impasse´ actual ya no es responsabilidad de estas instituciones, una vez aprobado el Plan General de Urbanismo, sino de los promotores, que no terminan de ofrecer lo que el ayuntamiento les requiere. Y tanto el consejero como la alcaldesa tienen interés en que la paralización del proyecto no se convierta en arma electoral para sus adversarios. No obstante, con independencia del legítimo cálculo político, la advertencia dada a Alarcón es oportuna. Cáceres espera que la instalación de El Corte Inglés le sea beneficiosa, por tanto es lógico que busque alternativas legales para que se terminen las demoras. Alarcón y sus socios tienen que tomar nota y mover ficha. Y si no lo hace, Junta y Ayuntamiento deben tener preparados, también sin más retrasos, los nuevos promotores que continúen con el proyecto.