Con la reciente crisis económica --que está derivando hacia todos los campos del pensamiento y la cultura-- se están devastando y desertizando áreas y territorios cultivados por el hombre en el pasado, según metas y criterios que se fueron imponiendo en cada Era Histórica, en cada Milenio, en cada ciclo de evolución de la Tecnología y del Arte. Campos culturales, de creación y de evolución, que fueron en su día señas de identidad de los pueblos y gentes de Europa.

Se están destruyendo conceptos que se tenían como firmes e inmutables en la mentalidad humanística, con la que Europa civilizó al mundo; y el lenguaje también está sufriendo los embates demoledores de unos "expertos" y "comentaristas" de los avatares económicos, que no dudan en tergiversar los términos o remodelar los significados de las palabras para dar mayor realce a la gravedad de la situación por la que pasa la sociedad europea; o para subrayar la urgencia de unas soluciones que, ni unos ni otros, saben muy bien por qué caminos se podrían encauzar.

Ultimamente se apunta a que los grandes Bancos Centrales, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, los que han acumulado y escondido el dinero de todos los países de la Unión y del mundo, deberían sacarlo de sus arcones para "comprar tiempo" y evitar así la ruina generalizada de esta descoyuntada Europa. La Europa que nunca ha sabido muy bien quién es, ni donde se encuentra, desde que fuera raptada por Júpiter , en los albores de su historia, cuando era doncella, para no se sabe que incestuosos propósitos.

XENTONCESx la raptó el Padre de los dioses, el que destruiría el "Kaos", que era en sus inicios el Universo, con sus rayos y tempestades, para implantar un "Kosmos" de armonía y orden. Ahora, por lo que se vé y se adivina, está también raptada por los banqueros, financieros, inversores y especuladores con el mismo fin: violarla, sacrificarla y repartirse sus despojos, como tantas veces se ha hecho a lo largo de la Historia. ¡Ah, inocente Europa, que crías en tus entrañas a los monstruos que te han de destruir!

En la actualidad, parece que la solución para convertir el "Kaos" en "Kosmos" está en "comprar tiempo", que es lo que antes solíamos expresar como: "ganar tiempo". Pero con un matiz importante que conviene subrayar: el tiempo es la mayor riqueza con la que cuentan los hombres; porque el tiempo es su vida y su manera de emplearla. Se puede "ganar" con diligencia y trabajo. También se puede "ahorrar", si se pone interés y premura en nuestras actividades y oficios. Pero no debe estar en venta ni ser objeto de mercadeo o especulación.

Aún así, los esbirros y oficiantes de los entes financieros no conciben que haya algo que no esté en los mercados; es decir, que no se pueda vender y negociar. Y, si existiera, hay que ponerlo inmediatamente a la venta para poder acumular más dinero y resolver los problemas de liquidez con los que hoy se subastan los más preciados valores de la vieja Europa.

En el mundo egoísta de los inversores todo debe estar en los escaparates o en los puestos del mercado... ¡Hasta el tiempo!; con su correspondiente cotización de Bolsa y su precio marcado; para especular, monopolizar y trampear también con la vida y con el alma de los mortales.

"Mutatis mutandis", la infeliz Europa --mil veces violada por los sátiros y faunos-- se va convirtiendo en el atormentado "Faust" de Gôethe ; y los mercados en el "Mefistófeles" que quería comprar su tiempo y su alma para toda la eternidad. Aquel drama romántico e inmaterial, parece que ya se va cumpliendo en los escenarios contantes y sonantes de bancos y financieros; "Mefistófeles" triunfa, se apodera de todo lo valioso, y las gentes de Europa se hunden en la miseria por otros cuantos siglos. Comprar el tiempo es comprar la vida de los inocentes y confiados ciudadanos que comienzan a vagar, indignados y furiosos, por la enorme estafa de la que son víctimas.

¿Una nueva era?. Quizá así fue siempre la Historia.