TLteía un artículo de Luis Racionero tras la victoria electoral del Partido Popular allá por el año 2000 y decía que ya no hay dos Españas, sino una; ya no es de izquierdas, sino de centro y que un conjunto de ciudadanos ya no votan por ideología, sino por confianza en los equipos, programas y ejecutoria de quienes se presentan; la Guerra Civil está amortizada y no da resultados agitar espectros del pasado. Este comentario lo hemos oído a lo largo de nuestra transición democrática en boca de políticos de todo signo y personalidades de la sociedad civil.

Pero en los meses siguientes se presenta la foto de las Azores y la guerra de Irak, a la que por cierto llegamos un mes tarde con un buque hospital, y luego el correspondiente envío de tropas, ¿en son de qué...? La mayoría absoluta del PP y la correspondiente recriminación social, así como la movilización orquestada por la izquierda, dio al traste con la paz y convivencia social del momento. El 11-M vino a rematar la situación y un nuevo gobierno en minoría del PSOE, que necesitó pactar con otras fuerzas de izquierdas, nacionalistas y radicales. No es cuestión de elaborar un tratado de alianzas, para eso están los analistas políticos, sino de comparar comentarios como el que el domingo nos ofreció el Periódico Extremadura en la entrevista a Caballero Bonald : "la tensión política nace de la Transición, que no juzgó los crímenes del franquismo"; "fue una Transición incompleta", o la crítica a la oposición, etcétera. Sinceramente, ante tales elucubraciones mentales se queda uno perplejo y quizás debiera uno decir sin más: no... caballero .

Cierto que la crispación política está a la orden del día, pero tengo la impresión que por una vez hay que darle la razón a Carod Rovira cuando admite que "fue un error la cláusula que obligaba a todas las fuerzas políticas que pactaron el Gobierno de Cataluña la marginación del PP y además a dejarlo por escrito, lo mejor hubiese sido que no constara". O las manifestaciones del comunicado del sábado de ETA, donde reconoce que el pacto con ERC supone "agudizar la estabilidad estructural de España". Puesto a opinar, si me lo permiten, tengo la impresión de que los nacionalismos radicales se crecen con gobiernos débiles. Simplista ¿verdad?, sólo hay que repasar la historia. Aunque en semejante coyuntura no estaría demás invocar a la cordura de todos.

*Médico