Algo así debería ocurrir con la congelación de los sueldos de los funcionarios públicos y sobre todo del funcionario docente. Que la medida sea necesaria, pues seguramente sí, pero en la mente de los maestros están los 400 euros que Zapatero por decreto ley regaló a todos los ciudadanos con motivo de su cumpleaños de investidura, para poder celebrar otros cuatro, o los cuadros y bóvedas de artistas con caché, los coches oficiales, licencias por estudio muy bien estudiadas, ayudas al tercer mundo y al segundo (principalmente a cambio de poder votar en las municipales de aquí y de allí), alianzas de civilizaciones, ayudas a diestro y siniestro, emancipaciones juveniles, etcétera.

No es mi intención pecar de insolidario, de hecho pretendo ser solidario. La clase media es la que sostiene un país, sin ella estamos acabados y este gobierno la está matando poco a poco pues siempre pagamos los mismos y nunca nos beneficiamos de nada, pues los parámetros para recibir ayudas siempre rayan por exceso o por defecto a la inmensa mayoría de los funcionarios públicos, pequeños y medianos empresarios. Aquellos que hicieron su agosto durante años y camparon a sus anchas, exigen ahora ayudas gubernamentales cuando no fueron exigidos en su día a no especular, a no justificar debidamente tan ingentes beneficios o a inflar los precios de productos básicos y no tan básicos a costa de los de siempre que nunca nos hemos inflado ni nos inflaremos, por el contrario nos hemos desinflado en más de 20 puntos.

Sí señor, traducido de cuatrocientos a quinientos euros netos mensuales, los docentes hemos perdido más de 20 puntos de poder adquisitivo entre congelaciones y crisis y como siempre, seremos la cenicienta de éste y de todos los gobiernos pero sobre todo con gobiernos empeñados en basar su política exclusivamente en prestaciones sociales para garantizar el voto de barrigas agradecidas cuando hay y cuando no hay, todo con tal de seguir jugando al Monopoly.

Me pregunto, ¿es que yo no pago hipoteca?, ¿es que acaso mi pareja no se encuentra entre ese millón de desempleados que ya no recibe ningún tipo de ayuda?, ¿es que mis hijos no comen, se visten o viven?, ¿nos cuesta menos la cesta de la compra?, ¿es que acaso tuve vacas gordas, quiero decir muy gordas y ahora me tocan flacas?, ¿es que por hacer mi trabajo cobro dietas, desplazamientos, incentivos y demás pluses que hasta triplican mi sueldo?

A todos esos que usualmente y sin fundamento critican a los maestros, les quitaba quinientos euros mensuales, a ver qué cara se les quedaba.

Prefiero ser un ultracongelado cual pescadilla y con la misma advertencia, una vez descongelado no volver a congelar .