WLw os dos partidos parlamentarios, PSOE y PP, aprobaron ayer en el Asamblea una propuesta para elaborar el estudio de las necesidades presentes y futuras (con un horizonte de 50 años) del embalse de Valdecañas y de las necesidades hídricas y económicas de su zona de influencia. El Parlamento extremeño fue, por fin, el escenario en que se representó la unidad de las dos formaciones políticas en torno a un asunto que, en las últimas semanas, había elevado el diapasón de la discusión política, utilizando como moneda de cambio la reforma del Estatuto de Autonomía. El Pleno de ayer, por tanto, trajo dos buenas noticias: el fin de un episodio que podía haber hecho descarrilar la negociación sobre el Estatuto; y que la decisión tomada por ambos partidos expresa una posición de prudencia frente a "la hipótesis" del trasvase de agua desde Valdecañas al Levante, sin que por ello se resienta la disposición solidaria de Extremadura.

Debería ser una tentación evitable que PSOE y PP se enredaran ahora en la discusión sobre cuál ha cedido más o cuál ha ganado esta disputa, porque sería reeditar las polémicas alicortas, y se centraran en lo que importa: en hacer esos análisis sobre las necesidades de Valdecañas, con el concurso del Consejo Asesor del Agua de Extremadura y en atención a lo que dispone el Plan Hidrológico Nacional, y en comprometerse para que, de aquí en adelante, todo lo relacionado con este asunto lleve el consenso previo de los dos grandes partidos. Sería un modo inteligente de acabar con sentido político lo que empezó siendo un desencuentro exagerado.