Historiador

Esta derecha extremeña, nos lleva de sorpresa en sorpresa. No son capaces de arreglar el arreglado desaguisado que cometieron al postularse a favor del, afortunadamente, rectificado decretazo, que ahora viene su, hasta la fecha, cabeza visible, pontificando sobre lo que necesita el medio rural para su progreso. A ello le ayudan algunos comentaristas cuando reclaman, no sabemos con cuánto grado de ironía, un mayor carácter campesino o, hablando con propiedad, agropecuario del PP. Se apoyan en ello en la presunta condición universitaria y urbanita de la derecha extremeña, en hipotética contradicción con el dominio de los pequeños pueblos que tiene en la actualidad la izquierda en Extremadura. Me parece una interpretación totalmente sesgada de la cuestión, dado que, al margen de tópicos, es precisamente el PSOE el partido donde confluyen un mayor número de expectativas de los sectores más interesados por el progreso. No es necesario precisar que ya estamos hartos de viejas leyendas y que desde luego, más vale no generalizar, porque por esa misma regla de tres, el predominio de la oligarquía caciquil en Galicia está asentada bajo un prolongado gobierno del PP, o por el contrario, las zonas de mayor avance y desarrollo de Cataluña, por ejemplo Barcelona, están gobernadas por los socialistas.

Rompamos, pues, con los estereotipos y fijémonos en la puesta en práctica, con todas las consecuencias, de las propuestas programáticas, tan diferentes, entre izquierda y derecha. Extremadura ha vuelto a tener protagonismo nacional con la victoria conseguida, gracias al diálogo y negociación con el ministro Zaplana, tomando como referencia la claridad de las posturas que se defendían.