THtay 6.230 kilómetros, exactamente. Una distancia, la verdad. De hecho, por mucho que tires andando no vas a llegar, así que te queda la opción del avión. Pero por más que las veleidades del Ibarra tardío anunciaron un aeropuerto internacional en Cáceres, lo cierto es que no contamos con ello (pero todo se andará, ¿no?). Así que queda lejos, hay una enorme distancia que separa Cáceres de Detroit. Rock City, Michigan.

En cierto modo, sin embargo, hay algunos aspectos que nos acercan a Detroit. Y no, no me refiero a que el extremeño Calderón haya pasado los últimos meses impartiendo lecciones de juego en la ciudad de General Motors. No. Hay otras razones que reducen la distancia (física) entre Detroit y nuestra Cáceres. Extremadura, claro.

El gobierno municipal de Detroit ha decidido declarar la bancarrota de la ciudad. En un proceso de difícil asimilación, y que ha tenido en vilo a los medios (y ciudadanos) americanos, Detroit abrió un proceso de insolvencia ya que no puede cumplir con las obligaciones de pago asumidas. Un cataclismo si consideramos la importancia económica de la ciudad, su enorme área de influencia y la población con la que cuenta. Y evidentemente tendrá efectos negativos sobre contratación o capacidad de financiación de la ciudad. Siendo, como ha sido y es, enclave del sector de motor en Estados Unidos. Es decir, no es una ciudad que no contase con un tejido industrial consolidado, ni que fueran escasos los recursos obtenidos vía impuestos precisamente a esas empresas. Y, ahora mismo, la pelota está en el tejado de la jurisdicción federal de quiebras, que debe decidir si acepta la petición de suspensión de pagos y reestructuración de la deuda por valor de 18.500 millones de dólares.

El caso es que, por supuesto, no hay un único desencadenante que haya abocado a una decisión de este tipo. Pero sí podemos afirmar que existieron dos creencias a los que se agarraron todos con demasiado alegría: la salida de la recesión en USA y, sobre todo, la confianza de la mayoría de inversores y responsables municipales en un eventual rescate estatal, o incluso del Gobierno federal. Ya saben: el 'too big to fail' y todo eso. Pero aquí ya no hay nada demasiado grande para nada, ni tabiques de contención que valgan. Ejemplo: el mismo día en que el ayuntamiento de Detroit se declaraba en bancarrota, Moody's, mejoró la expectativa de la calificación crediticia de Estados Unidos. Es decir, la mayor bancarrota de un ayuntamiento en la historia de EEUU, no ha supuesto contagio alguno al país...

Se preguntarán por supuesto por las causas más concretas. Y la descripción de las mismas, si bien no cabe ser simplista, si se puede resumir en factores determinados: alto nivel de desempleo, cierre continuado de empresas, caída de la recaudación fiscal e ingresos en las arcas municipales, gastos estructurales permanentes "saciados" con financiación, los costes de esa financiación y (claro) déficit endémico.

XAL OTRO LADOx del charco (y más cerca de Cánovas), los problemas municipales no se alejan demasiado de los descritos. No se alejan tanto que casi son idénticos. Y, aunque espero que no, pero creo que pervive la creencia de que el ICO o el Fondo de Liquidez desde Mérida están para paliar estas situaciones. Y no, no (tiene por qué) ser así.

Cáceres vive 6 años consecutivos de caída en el número de empresas, ahora con el menor número desde 2004. Y muchas de ellas pequeñas, reducidas, casi zombies. Teniendo en cuenta que la radiografía de la empresa cacereña muestra una mayoría de empresas de escaso tamaño y de origen familiar/artesanal, con un perfil de riesgo financiero alto. Cuenta con un paro del 33%, por encima de la media nacional.

El cierre de 2012 dejó una deuda de 70 millones en el Ayuntamiento de Cáceres. Con más de 24 millones de deuda con entidades de crédito, que, por cierto, merma en exceso cualquier capacidad del uso de tesorería con la que cuenta el equipo municipal.

Es correcto plantear planes de saneamiento, iniciar recortes y discutir las discutibles cargas heredadas de la anterior administración. Pero, mucho me temo, todo se mostrará insuficiente si no se coge el toro de reducir gastos, refinanciar deuda y (sí) bajar la presión fiscal, para en el plazo adecuado aumentar la recaudación. Y, si no, a esperar que no se agrave la situación o confiar en ayudas o rescatitos de más arriba. Mucho confiar, ¿no?