Aunque madrileño de nacimiento, el nombre de Valentín Pinilla está hoy presente en cada rincón del callejero cacereño. Este constructor, a sus 70 años, es hoy un referente de la arquitectura urbana de la última mitad del siglo XX, precisamente en la ciudad que le dio acogida a muy temprana edad. Su trayectoria le ha permitido ser merecedor de un cálido reconocimiento de la Confederación Nacional de la Construcción, premio que recibió de manos del ministro Rodrigo Rato.

Valentín Pinilla se hizo a sí mismo y se inició de la mano de su padre, a quien acompañaba desde pequeño en las obras en la que éste trabajaba.

Tras el fallecimiento de su progenitor, Valentín viajó en 1950 a Cáceres a hacerse cargo de las obras del Palacio de Justicia, para el que había presupuestado 12 millones de pesetas ´de las de entonces´. Desde ese instante, ha construido más de 8.000 viviendas, así como otros muchos edificios públicos, como el antiguo edificio de Maestría Industrial o la Delegación Provincial de Trabajo. Su firma posee hoy una docena de empresas y su familia le ha relevado en su incansable tarea. Su mejor consejo; viajar y buscar en cualquier sitio aquello de lo que se pueda aprender. En la actualidad, ya jubilado y al amparo de los suyos, recoge el premio a una vida de intensa dedicación a lo que siempre más le ha gustado, construir.