Sacerdote

Pensando en ti, hombre o mujer, chico o chica, joven o mayor, padre o madre, abuelo o abuela... en ti que eres voluntario o voluntaria, que libremente tomas la opción de dedicarte a los demás. Quiero compartir contigo una pequeña reflexión sobre cómo el voluntariado es un proceso educativo que nos va transformando poco a poco.

Partiendo de que somos seres de transformación y no de adaptación, no debes olvidar que el voluntariado tiene que ver con la forma de mirar la vida y a los demás, tiene que ver con nuestro propio estilo de vida. El voluntariado es una nueva forma de sumergirse, es una nueva forma de hacer, que nos ayuda a ser. El voluntario debe ser transformador y promotor de una sociedad más justa y participativa. Con tu aportación haces mucho para transformar nuestra realidad. Piensa, que la tarea debe asumirse siempre en clave de proceso, interrelacionando el hacer con el ser, la formación con la acción; sabiendo que no debemos precipitarnos en nuestra tarea, debemos saber esperar, sabiendo que existen urgencias que no permiten esperar . Amigo voluntario y amiga voluntaria, no olvides que el voluntario somos barro frágil pero utopía fuerte, somos tensión y no disyunción, somos conjunción y no negación, nuestra opción es necesaria, muy necesaria. Por eso, debemos vivir nuestro voluntariado como algo global, debemos vincular nuestra participación y la movilización en la calle, debemos saber denunciar las injusticias y apoyar cualquier medida integradora o alternativa justa. No olvides que siempre estamos llamados a trabajar en red. La red supone la posibilidad de hacer las cosas mejor y en común, que no es poco.

Gracias amigo voluntario y amiga voluntaria, por enseñarme a ser y hacer, porque desde tu opción libre he descubierto que la utopía es meta y camino y me anima a crecer en lo que somos y eso me hace ser andando.