Guillermo Fernández Vara inició ayer la andadura de su tercera legislatura como presidente. Será la última dada la aplicación de la ley autonómica de 2014 que no permite a partir de ese momento más de dos mandatos al frente de la Junta de Extremadura. Con una mayoría absoluta recién estrenada, afronta estos cuatro años cómodamente, pues si bien ha ofrecido diálogo a la oposición, también ha recordado que ha sido él quien ha ganado las elecciones con amplia mayoría (46% de los votos) y, en consecuencia, le corresponde el papel de gobernar igual que al resto de ejercer de oposición. Vara no es un político de confrontación ni de romper puentes, por lo que se presupone una relación cordial con el resto de los grupos políticos de la Asamblea de Extremadura, situada dentro de los cauces de caballerosidad parlamentaria. El rodillo político que podría emplear con sus 34 diputados de los 65 totales no lo sacará del cajón a tenor de sus palabras de ayer en el Parlamento, pero tampoco dará pie a que ningún otro partido o dirigente ocupe el papel protagonista que tiene reservado para sí mismo.

La mayoría absoluta con que cuenta no debe suponer un cheque en blanco de la ciudadanía y menos aún de los partidos de la oposición, por mucho que Ciudadanos (7 escaños) y Unidas Podemos (4 escaños) hayan querido abstenerse en su investidura y diferenciarse así del PP (20 escaños) que ha preferido votar en contra.

Vara tiene ante sí retos que requieren de respuesta y que el Parlamento deberá fiscalizar ante la ciudadanía. La batalla contra el paro y, en particular a favor de la mejora de la calidad del empleo, debe ser piedra angular de esta legislatura a pesar de haber obtenido en los últimos años los mejores registros en creación de empleo. Otra batalla debe ser la lucha contra despoblación, gran reto a afrontar por este nuevo gobierno con políticas trasversales que impliquen a distintas materias o consejerías. La mejora de las infraestructuras, y no solo el tren digno sino las autovías pendientes, también debe marcar la agenda del nuevo Ejecutivo. El análisis y desarrollo de la educación básica y la Universidad (con una financiación estable que garantice su viabilidad) son también tareas a desarrollar. Del mismo modo que la sanidad, reforzando la atención primaria y mejorando los tiempos de respuesta en especializada.

La continuidad en el cargo de presidente de Fernández Vara no debe ser un simple tránsito de una legislatura a otra. Los buenos resultados electorales alcanzados deben ser un acicate para mejorar y no defraudar la confianza masiva que le ha sido depositada.