TNto hay nada mejor que el diálogo y la palabra para transmitir nuestras posiciones e intentar convencer a la otra parte de lo acertado de una exposición, pero todos los esfuerzos son inútiles cuando con la palabra intentas camuflar lo que tu receptor percibe tal y como es en la realidad. Si además tus actos son contrarios a un compromiso por escrito, no hay justificación que pueda salvarte del bochorno en política.

Y eso es justo lo que ha ocurrido esta semana con los socialistas extremeños al defender lo contrario de lo que prometieron negro sobre blanco, pero con la salvedad de que el bochorno no les produce rubor.

Vara ha nombrado como máximo responsable de una empresa pública, Gebidexsa, al que fuera alcalde socialista de Salvaleón. No solo incumple su promesa de despolitizar la administración, sino que siendo alcalde y presidente del consejo de administración de un matadero fue condenado por la justicia por falsedad en documento público a 5 meses de prisión, así como a una pena de inhabilitación para el sufragio pasivo y la inhabilitación para el desempeño de cualquier cargo en una entidad mercantil durante el tiempo de la condena.

No salgo de mi asombro al comprobar cómo el código ético que los socialistas firmaron en octubre de 2014, donde se autodesignan el partido que liderará el preceso de limpieza y calidad democrática, impide este tipo de nombramientos al exponer que: "Todo candidato o cargo público del PSOE (...) deberá firmar una declaración en la que afirme no haber incurrido en delito alguno ligado a corrupción (...) así como la comisión de hechos constitutivos de delitos graves". Pero lo verdaderamente preocupante es la justificación emitida por la Junta, donde alega una "dilatada" experiencia del exalcalde condenado. Dilatada es, pero turbia e ilegal según un juez también. Es ya avergonzante y deshonroso ver a un presidente poner manos en el fuego y justificar caso tras caso con normalidad. Se quemó las manos con la exalcaldesa de Plasencia, la de Aliseda, el de Monterrubio, la de Cáceres, el todavía de Alburquerque, y un largo etcétera. Denle tiempo, todos ellos tienen dilatada experiencia y, por lo que vemos, no está dispuesto a desaprovecharla.