Señor Fernández Vara, su legislatura está siendo una gran mentira, empezando por su visita al notario y terminando por su ese «si no cumplo, me voy» que se llevó el viento.

Esta semana se ha puesto de manifiesto que su gobierno perjudicó a los comerciantes y a los consumidores extremeños al revocar la declaración de Cáceres y Badajoz como zonas de gran afluencia turística, impidiendo que se abriera el comercio en domingos y festivos hasta un total de 16 días.

El Tribunal Supremo le ha dicho al gobierno socialista que la declaración de zonas de gran afluencia turística no fue un capricho del gobierno de José Antonio Monago, sino que es un derecho que les corresponde, y que el presidente popular se encargó de garantizar.

Por culpa de la decisión tomada por Fernández Vara en 2016 --el cierre de comercio como medida de estímulo económico-- se ha generado un problema a la actividad del comercio minorista en varias localidades.

La Junta socialista propició una chapuza legislativa que ha desembocado en una situación de inseguridad jurídica para las zonas de gran afluencia turística. Un nuevo problema creado que pasará factura a los que no tienen ninguna responsabilidad.

Las consecuencias de este capricho del presidente extremeño ya las estamos empezando a padecer. En el año 2015, cuando se permitía abrir los 16 festivos, se registró una subida media en el índice de ventas del comercio minorista del 2,2%.

Sin embargo, en el año 2017, y tomo este año de referencia al ser el año en que tuvo efecto completo la vuelta a los 10 días de apertura, este mismo índice bajó un punto. Contamos con el «privilegio» de tener el peor dato del país, la única comunidad autónoma donde cayó el índice de ventas del comercio.

Para solucionar este desaguisado, el señor presidente de la Junta, respondiendo el miércoles en la Asamblea a una pregunta del presidente Monago, manifestó que solucionaría todo este embrollo con una nueva convocatoria del plan renove.

Nada más pudimos escuchar, nada de asumir culpas ni pedir disculpas a los afectados, ningún atisbo de arrepentimiento o preocupación por las pérdidas sufridas en el comercio en las localidades que tenían reconocida la figura de zona de gran afluencia turística.

Se cierra un curso parlamentario cuajado de chapuzas como la repetición de exámenes de selectividad y oposiciones de secundaria, las mentiras de los grandes casinos que iban a instalarse en nuestra tierra, y el varapalo del Tribunal Supremo a un gobierno que ha decidido hacer de su capa un sayo.