TEtl vehículo automóvil nació como un medio de transporte al que pronto se le vieron las posibilidades lúdicas. En muchas ocasiones la utilidad queda oculta por la faceta más deportiva o de ocio. Esto no es en sí malo, más bien al contrario, pues es algo más de lo que podemos disfrutar. Pero cuando el volante acaba con la vida de varias personas, nos damos cuenta del peligro que entraña la conducción. Todo es mejorable en la conducción: las carreteras, la iluminación, la señalización, la protección, la educación vial, la vigilancia o la represión. Sobre estas faltas de mejoras se pueden pedir responsabilidades políticas, administrativas o judiciales, pero hay que tenerlas en cuenta a la hora de circular. No olvidemos que conducir es un acto de responsabilidad personal en la que el conductor debe ser consciente del daño que puede causar y que puede causarse a sí mismo. El desarrollo técnico ha hecho que los coches o motos nos permitan físicamente conductas que no debemos admitir socialmente movidos por una tolerancia injusta. No podemos lamentarnos de un error fácilmente evitable si se hubiera tenido voluntad de moderación. Y podemos concluir que nada justifica el sufrimiento de una muerte o una invalidez.

*Jefe provincial de Tráfico en Cáceres