En España, se queja la DGT de que no se respetan las señales de limitación de la velocidad y que Juan Pueblo Español es anárquico, irresponsable y libertino. Yo llevo muchos años circulando por carreteras españolas y no estoy de acuerdo en absoluto; Para nada --como se dice actualmente--. Me explico, hay autovías de tres o cuatro carriles que tienen la limitación de velocidad a 90 o 100 km./h en ciertos tramos. Tú vas conduciendo, la ves y reduces la velocidad, van pasando los kilómetros y no ves ningún tipo de riesgo que justifique aquella limitación. Cuando te ha pasado un sinfín de veces, vas perdiendo la confianza y credibilidad en las señales que nos gobiernan en la carretera.

Entre nosotros hemos oído muchas veces el cuento de Juanito y el lobo. ¡Que viene el lobo, que viene el lobo! Juanito era un mentiroso-bromista que no nos merece credibilidad.

La prueba del algodón. Les pido que hagan un juego y que cuando vayan conduciendo, observen la calidad de la vía y el asfalto, la visibilidad y decidan si las limitaciones se corresponde con algún riesgo que las justifique. Algunas de ellas son increíbles si no se intuyera el posible interés recaudatorio.

En la circulación comparada con Europa, por ejemplo, en Alemania, no hay limitación en las autopistas (Autobahn). Permiten correr cuando se puede correr; pero, en cambio, todo alemán sabe que cuando vea una señal de prohibición de velocidad hay que respetarla y no porque tengan miedo a la multa, sino que la respetará ciegamente porque creen en sus señales y saben que una señal de peligro señala ineludiblemente un peligro cierto. Es decir, se ponen las señales con criterio y no por el afán de vaciarles los bolsillos como parece ser el objetivo en nuestro país.

En definitiva defiendo la postura en contra de la DGT y que tilda de irresponsable al conductor español. Ella debería hacer creíbles las señales en todas nuestras carreteras; a no ser que su interés sea otro distinto más alejado de la seguridad que del fisco.

Víctor Mengual **

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