TRtasputín era tan malo, tan malo, que su espíritu, reencarnado en un club de alterne de Moscú que lleva su nombre, se acaba de vengar del director del Institut Balear de Turisme, Juan Carlos Alia, por alguna fechoría que éste cometió en el pasado mes de febrero y que desconocemos.

Alia quiso pagar con fondos oficiales las entradas del Club Rasputín cuando se desplazó a Moscú para promocionar el turismo de los rusos hacia las Baleares. Pillado por la oposición meses después, ha tenido que dimitir. Lo que desconocemos de la venganza de Rasputín es el castigo al que ha sido sometido el dimisionario en su propio hogar por la forma tan original de llevar a cabo la promoción turística de las islas.

*Periodista.