Partiendo de la indiscutible verdad de que la sombra del ciprés es alargada, sería conveniente preguntarse si, como decía José María Gironella, "Estos árboles creen en Dios", pues si así fuera su sombra alargada habría dotado de poder divino a nuestra cúpula política para con ello ungir a sus protegidos de divino poder (léase, Barreda en Castilla la Mancha, Fernández Vara en Extremadura, Pablo Sebastián a la alcaldía de Madrid, comisión gestora de Marbella, Montilla en Cataluña y así un largo etcétera), cuyos puntos de referencia son el poder sobre los yelmos de nuestros largos y anchos campos.

Sería, pues, deseable que los puntos de referencia de toda la clase política fuese la lucha por la verdad, que en estos momentos está mancillada. Por la justicia que parece un cachondeo, un ejemplo: un fiscal pide seis años de cárcel y una multa de seiscientos euros a un individuo por el tirón y robo a una señora de su bolso, con una cuantía de 1,50 euros. Partiendo de que este individuo no será ningún angelito tampoco lo serán los que roban y defraudan millones, pero a éstos se les impone una fianza de x millones que para no entrar en la cárcel pagan con el dinero robado. ¿Dónde está la justicia? Y más de lo mismo... Cuando se habla de la libertad ¿a qué libertad se refieren nuestros políticos?; pues en la sociedad capitalista en la que vivimos el 90% de los individuos no podemos ser libres, salvo para ir a comprar el pan a la tienda que nos caiga más simpática, por lo demás con la media de unos sueldos de 546 euros nuestra libertad queda subyugada al poder económico. Si no se pone remedio a este grave problema, para el día cada vez más cercano en el que las herencias de los abuelos y las tías solteras sean dilapidadas veremos dónde quedan nuestras libertades. Serán como las de la señora que empleada de portera en un inmueble, un vecino de dicho inmueble se la encuentra llorando, y al ser preguntada por éste qué es lo que le ocurría, ésta le responde que su llanto se debía a que la princesa estaba embarazada y no podía irse de vacaciones; así que este buen señor le pregunta que cuándo se iba ella. La respuesta que recibió fue "Yo hijo mío, nunca he estado de vacaciones".

Juan Barrera Jerónimo **

Miajadas