Me gusta anotar ideas que me resultan interesantes de cada acto al que asisto, de las series que veo, de los libros que leo… anoto, como no siempre recuerdo, releo, y cada vez que lo hago consigo nuevas reflexiones. Esta semana retomé un fragmento del artículo de Antonio Machado en el que hablaba de Pablo Iglesias, se refería a él como un hombre de verdad «la voz de Pablo Iglesias tenía para mí el timbre inconfundible —e indefinible— de la verdad humana» (…) «Lo cierto es que las palabras de Iglesias tenían para mí una autoridad que el orador había conquistado con el fuego que en ellas ponía, y que implicaban una revelación muy profunda para el alma de un niño».

La belleza de la autenticidad de la verdad, la concepción de la política como ejercicio limpio de transformación en busca de una sociedad mejor que reflejaba Machado en su artículo a mí también me cautivaron a través de su recuerdo, me acompañaron durante la campaña electoral del 2015 en muchos lugares dobladas en un papel, eran una especie de antídoto ante la política que practicaba el Partido Popular en la región en la pasada legislatura, entonces, en la región la mentira reinaba bajo la comedia y el show mientras la tragedia se instalaba en las casas de los extremeños y extremeñas. Recortaban sin pudor en sanidad y en educación, lograron los mayores índices de desempleo en la región, pero todo resultaba un espectáculo, se celebraban majestuosos premios, nos visitaban estrellas sin importar el precio…

Hoy la realidad en la región es bien diferente, la estabilidad, el diálogo y la construcción de un futuro próspero han marcado un camino distinto, hoy su gobierno socialista mira a sus ciudadanos y ciudadanas. Hoy no se disfraza a la realidad en la región, en cambio, mi preocupación en este asunto sigue vigente y vengo denunciándolo en esta columna en estas últimas semanas, la tendencia hacia la mentira y la falta de rigor en las declaraciones por parte de la derecha de este país resulta inaceptable en un país democrático. Suárez Illana, número dos por Madrid del Partido Popular, se ha referido al aborto en los siguientes términos: «Los neandertales también lo usaban, lo que pasa es que esperaban a que naciera para cortarles la cabeza. En Nueva York acaban de aprobar una ley que permite el aborto después del nacimiento, que es curioso».

Barbaridades y mentiras las puede decir cualquiera, obvio, pero no se puede desde la política, no se puede contaminar el debate público, no se pueden apartar los ojos de quienes necesitan la atención política, no se puede. Hablar sobre asuntos de tal magnitud social implican seriedad, rigor pero sobre todo, responsabilidad. La política no es lanzar vaguedades, opiniones sesgadas, eso es lo que queráis que se llame, pero política no.